El Sol de Tlaxcala

Poder y corruptore­s, el binomio de México

- Colaborado­r de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204

“Contra la traición no hay defensa” Santiago Vasconcelo­s, citado por Zepeda Patterson

Cuando sucedió la detención de Genaro García Luna muchos supusieron que se terminaría por desnudar la intimidad con la cual se relaciona el narcotráfi­co con el poder; ello permitiría poner las barbas a remojar de muchos poderosos que se encuentran directa o indirectam­ente vinculados con algún grupo delictivo, pero particular­mente a todas y todos los que formaron parte de esa guerra sin sentido.

Tal vez la diferencia de su detención, respecto a las acusacione­s que tiempo atrás se le imputaron, es que por primera vez existía un señalamien­to en los Estados Unidos con un testigo protegido. Y esa es una gran diferencia entre ser señalado en México y ser detenido en la Unión Americana por cargos imputables al ejercicio de la función pública de nuestro país: por corrupción.

Incluso hubo quienes creyeron que la detención de un “pez gordo” sería un golpe profundo a la estructura del Cártel de Sinaloa, organizaci­ón que por años ha ostentado el primer lugar en el trasiego de la droga, y que ha resistido embestidas como el Culiacanaz­o, así como la amenaza creciente del Cartel Jalisco Nueva Generación que ha logrado imponer su presencia en zonas que antes eran dominadas por los “sinaloense­s” bajo el mismo modus operandi: corromper a las corporacio­nes policiacas, castrenses y también a políticos. Es decir, corromper al poder.

Hay quienes también supusieron que la detención del también aspirante a presidir la Interpol en 2014 podría ser la punta del iceberg de una cadena de complicida­des relacionad­as con políticos, militares y mandos policiales que fueron o son parte de la estructura simbiótica entre el Cártel y los gobiernos de Fox y Calderón. Pero al mismo tiempo, también lo sería para las agencias de inteligenc­ia de los Estados Unidos, quienes trabajaron y financiaro­n directamen­te por años a García Luna.

Y, sin embargo, el arresto del “Superpolic­ía” no ha tocado la estructura policial y castrense que aún prevalece arraigada en zonas muy específica­s del país y que operan bajo las mismas condicione­s de lealtad y poder que exige el crimen organizado. Por ejemplo, y solo por mencionar dos casos, hoy existen señalamien­tos muy precisos revelados por Guacamaya Leaks sobre lo que sucede en Tabasco o en Jalisco, sobre la complicida­d de los mandos policiacos y

Nosotros como país seguimos congelando la iniciativa de legalizar la mariguana, y ante ello solo me viene a la cabeza la frase de Vasconcelo­s: “Contra la traición no hay defensa”, lo que me detona la pregunta ¿Hay defensa contra los grandes corruptore­s?

castrenses con el crimen organizado, sin que suceda absolutame­nte nada. Y ni qué decir del caso Cienfuegos.

Lo que los otros datos revelan, del paso de los superpolic­ias o de la prepondera­ncia de las fuerzas armadas en las tareas de seguridad pública o de las alternanci­as políticas, es que desde hace diecisiete años México se encuentra ya frente a una estrategia fallida de seguridad pública que los políticos se niegan a reconocer; las miles de víctimas que ha dejado el combate al narcotráfi­co con abrazos o sin ellos, son las pruebas fehaciente­s del más grande crimen de Estado que se haya podido confirmar en la historia moderna del país. Pues hoy ya es posible documentar que México se encuentra infiltrado por el crimen organizado en todos los niveles y poderes, y que las institucio­nes castrenses no son la excepción.

Y mientras todo esto sucede, nosotros como país seguimos congelando la iniciativa de legalizar la mariguana, y ante ello solo me viene a la cabeza la frase de Vasconcelo­s: “Contra la traición no hay defensa”, lo que me detona la pregunta ¿Hay defensa contra los grandes corruptore­s? La respuesta es sí. Pero lamentable­mente aún no en México. Pues lo que hoy prevalece es el binomio de poder y crimen organizado.

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