Fortaleció Día de Muertos la economía VENTAS
Por la compra y venta de elementos necesarios para el altar a los fieles difuntos y la enflorada de tumbas
Los días de conmemoración y homenaje a los fieles difuntos reactivaron la economía en la entidad, con la venta de pan y cempasúchil, hasta la comercialización de gallitos e incienso. Tras dos años de suspendida la actividad por la pandemia de Covid19, los tlaxcaltecas retomaron la tradición de colocar su ofrenda y asistir a los panteones municipales a enflorar las tumbas, lo cual requirió de comprar lo necesarios para tales actividades.
En un recorrido efectuado por El Sol de Tlaxcala se constató que los principales mercados de Tlaxcala lucieron abarrotados desde el 27 de octubre y hasta el dos de noviembre, pues la gente acudió a adquirir fruta para la ofrenda.
En la capital, el gobierno municipal autorizó la venta de artículos de temporada, afuera del mercado Emilio Sánchez Piedras, y ahí la gente compró desde gallitos de azúcar, incienso, calaveritas de chocolate, adornos alusivos, veladoras, etcétera.
Mientras que, en Apizaco, Huamantla, Calpulalpan y Zacateco, la población hizo lo propio, en Tepeyanco las familias acudieron a los campos a comprar su tradicional flor de muerto, la pata de león o terciopelo, así como la nube.
Las maletas las vendieron en 300 y
fechas la entidad registró ventas de dulces de temporada, pan de muerto e incienso, entre otros elementos tradicionales para la ofrenda
EN ESTAS
600 pesos, dependiendo del tipo de flor, o en 30 y 50 pesos el rollo de nube blanca, pero todos pudieron hacer negocio, lo cual incentivó la economía local.
Lo mismo ocurrió en los municipios de Totolac y Huactzinco, donde los pobladores empleados en la industria panificadora registraron buenas ventas, pues las piezas de pan, tipo hojaldra, las comercializaron en 10 y 15 pesos, variación derivada de los ingredientes y el tamaño.
Los abarroteros también hicieron su agosto, pues se les abrió el mercado con la venta de elementos para la elaboración de pan de fiesta, además, comercializaron chile seco y olores para el tradicional mole poblano, amén de los elementos religiosos.
En el caso de los vendedores de fruta, también se fortalecieron sus vetas, pues los tlaxcaltecas comprobaron plátano, manzana, mandarina, naranja, tejocote, camote, calabaza, guayaba, zapote y una variedad de fruta para colocarla en sus ofrendas.
De esa forma, el comercio en la entidad y en general en el país recobró fuerza, pues la ciudadanía ha superado la etapa de crisis de dos años golpeados por una pandemia que dejó estragos en lo económico y social.