Etiopía y rebeldes pactan un “cese de hostilidades”
dificultan la llegada de ayuda humanitaria en esa región de seis millones de habitantes, lo que sumió la zona en una crisis humanitaria
PETRORIA. El gobierno etíope y las autoridades rebeldes del Tigré alcanzaron un acuerdo de “cese de hostilidades”, dos años después del inicio de un conflicto que ha dejado medio millón de muertos en el norte de este país africano.
“Acordamos silenciar definitivamente las armas y poner fin a los dos años de conflicto en el norte de Etiopía”, afirmaron el gobierno y el Frente Popular de Liberación del Tigré (TPLF) en una declaración conjunta tras unas maratonianas negociaciones en Sudáfrica.
El alto al fuego fue anunciado por el mediador de la Unión Africana, el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo.
Ambas delegaciones estaban reunidas bajo el paraguas de la UA desde el 25 de octubre en esta ciudad sudafricana.
El pacto, sellado por los jefes de ambas delegaciones, prevé entre otros que se restablezca “el orden público, los servicios [en el Tigré], el acceso sin obstáculos a la ayuda humanitaria, la protección de los civiles”, precisó.
Sin embargo, advirtió que el anuncio no implicaba “el final del proceso de paz, sino su inicio” y que “la implementación” del acuerdo firmado hoy era “clave”.
Aún no se han revelado los detalles de cómo se controlará la implementación del acuerdo en el terreno.
Tampoco se hizo referencia a las peticiones de la comunidad internacional y de los rebeldes para que el ejército de Eritrea, el país vecino que apoya las fuerzas gubernamentales, retire sus fuerzas militares de Tigré.
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