El Sol de Tlaxcala

Ocotoxco, 500 años de fundir campanas

Campaneros dan vida y voz a los templos; de siete toneladas, la situada en la parroquia de Nuestra Señora Santa Ana

- TOMÁS BAÑOS

Para llamar a misa, alegrar el corazón de la gente con su melodía, ante una tempestad o emergencia son utilizadas las campanas que funden artesanos del Rosario Ocotoxco, municipio de Yauhquemeh­can.

Para colar una campana de 600 kilos como la del Bicentenar­io de Yauhquemeh­can, el campanero Eduardo Sánchez García ocupó 16 horas en alcanzar la fundición de bronce, cobre y estaño a una temperatur­a de 900 grados centígrado­s.

El horno de combustión de leña alcanzó una temperatur­a similar a la lava (roca fundida), que se forma en los domos del cráter de los volcanes en actividad y que, a su paso carboniza todo.

Estos campaneros siguen la tradición de sus ancestros para lograr el objetivo: la sonoridad del instrument­o que da vida y voz a un templo religioso.

Por eso, la población El Rosario, es el último rincón de México en la fusión de metales, aunque hay otra familia del estado de Hidalgo dedicada al oficio del campanero.

Las campanas se pueden fundir de diversos metales y en proporcion­es siguientes: bronce en un 50 %, cobre un 30 % y estaño un 20 %. El bronce se oxida con el tiempo, mientras que el estaño es el que permite la sonoridad.

LA FAMILIA SÁNCHEZ, OFICIO DE CUATRO GENERACION­ES

A finales del siglo XVIII, el maestro campanero Julián García y Peña fundió campanas en esa comunidad situada al centro del estado de Tlaxcala.

Con su aporte en el trabajo artesanal fue posible instalar campanas de tres y hasta 13 toneladas en templos católicos de Tlaxcala y Puebla, respectiva­mente.

Don Julián y sus hermanos aprendiero­n de sus ancestros la técnica de la fundición de metales. Casi todos los templos católicos de Tlaxcala y Puebla quedaron marcados con el apellido Sánchez.

Con el paso de los años, cuando don Julián falleció, en el siglo XIX heredó el arte a su hijo Anastasio y este lo pasó a Samuel Sánchez García para el siglo XX.

Hace ocho años Samuel Sánchez dejó el legado a sus hijos: Santos y Eduardo; el decano campanero falleció a la edad de 86 años.

FUNDIR CAMPANAS ES MI PASIÓN: EDUARDO SÁNCHEZ

La familia Sánchez cumple dos siglos de fundir campanas, las cuales existen en México a partir de la llegada de los españoles.

De hecho, ya solo quedan dos campaneros de esta familia en ese lugar, porque Santos perdió la vida hace cuatro años con una descarga eléctrica.

¿Cuántos artesanos de quedan?

“Dios me dado la gracia de seguir este legado, llevo más de 30 años de llevar vida y voz a los templos, atrás viene mi sobrino Axel Sánchez, hijo de Santos y otros parientes que sienten amor por este oficio y están aprendiend­o”, destacó Eduardo Sánchez.

“Para mí es una pasión llevar a cabo todo el proceso en la fundición de metales y fabricar campanas… dar continuida­d al trabajo de mi padre y de mi abuelos y de mis bisabuelos”, subrayó.

Dijo que desde el año pasado ha sido requerido por su trabajo en Puebla, aunque ha fundido campanas para otras entidades, incluso para Corpus Cristi, ciudad de Texas en los Estados Unidos de América.

Asimismo, comentó que existen amplias posibilida­des de trabajar para la iglesia católica de Cuba, pues “hemos sostenido pláticas con religiosos de Cuba y están interesado­s en nuestro trabajo, ya conocen los hornos y la forma en que fundimos de madrugada”; expuso.

Aclaró que en Tlaxcala hay campanas que cumplen cinco siglos de existencia, la mayoría quemadas en Tlaxcala.

“Tenemos mucho trabajo, construir la familia

La centenaria nuevas y darles mantenimie­nto a las campanas que hicieron los abuelos, las campanas las fundimos y los sacerdotes las consagran”, destacó.

DE SIETE TONELADAS, LA UBICADA EN EL TEMPLO DE SANTA ANA

De siete toneladas, es la campana más pesada que existe en Tlaxcala, está ubicada en la parroquia de Nuestra Señora de Santa Ana, expresó el maestro campanero.

Subrayó que el pesado instrument­o mide 1.80 metros y 30 centímetro­s de batiente, es tocado por un badajo de 55 kilogramos de metales.

Además, comentó que la situada en Santa María Atlihuetzi­a, municipio de Yauhquemeh­can, se encuentra la campana más antigua de América Latina pues data del siglo XVI.

Mencionó que hay testimonio­s que señalan que la campana más antigua fue fundida en el siglo XVI y está en la iglesia de la Purísima Concepción en Santa María Atlihuetzi­a.

En el lugar, donde está el convento franciscan­o explicó se encuentra el primer horno de fundición; la campana tiene grabado el año de 1524.

CENTENARIA CAMPANA DE SAN DIONISIO

Eduardo Sánchez aclaró que la centenaria campana de San Dionisio Yauhquemeh­can mide 1.90 metros y es la más grande de Tlaxcala y la segunda con más pesaje pues alcanza las cinco toneladas.

Destacó que en Ixtenco está otra campana que fundieron sus bisabuelos con un

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/TOMÁS BAÑOS campana de San Dionisio Yauhquemeh­can mide 1.90 metros y es la más grande de Tlaxcala

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