Marchas, tweets y futbol
Recientemente, leía
un tweet de una persona a la que sigo desde hace tiempo, y que hacía referencia a la marcha en apoyo a la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE). Por cuestiones de respeto a la comunidad lectora omitiré la serie de improperios de mal gusto que este personaje esbozó en 280 caracteres.
En términos generales, se mostraba claramente en contra de las marchas del 13N y argumentaba que quienes habíamos nutrido tales manifestaciones, pronto conoceríamos lo que era una verdadera movilización. Bueno, aunque sé a qué se refería, creo que su percepción está claramente sesgada y parte de una grave falta de memoria o, peor aún, de lectura, ya que, por la edad del tuitero, quizá no era muy consciente del ambiente político electoral de finales de los 80's que dio origen al IFE hoy INE.
Lo cierto es que abundaron las expresiones radicales en favor y en contra, pasadas de tono, rayando en la fobia y muchas de ellas provocadas desde la cúpula para desestimar un movimiento legítimo, aunque no sea del agrado de la actual administración.
Y no es que no haya cosas que se puedan mejorar dentro del INE y, en general dentro del sistema electoral mexicano, como en toda institución y todo sistema, todos son perfectibles, todos; negar esto, lleva a esgrimir discursos que desestiman las demandas sociales, y a tildar a las personas de hipócritas, corruptas, racistas y clasistas, entre otros adjetivos.
Todo ello genera, intencionalmente, sobra decirlo, un efecto polarizante que ha caracterizado a los últimos años. Y aquí el gran problema: la otredad estigmatizada a través de la cual ya no solo se crea identidad y diferencia respecto de otras personas o grupos, sino que se discrimina casi irracionalmente, no existe la más mínima empatía ni aceptación de que mis preferencias políticas, religiosas, sexuales, futbolísticas, en fin, no tienen que ser ni cercanas a las tuyas, pero que en el fondo, todas y todos queremos un buen proyecto de nación, estar en paz, vivir plenamente y apoyar a quien me plazca (incluso si es el América) sin que ello signifique un conflicto.
Ojalá, en verdad, ojalá algo bueno resulte de todas las marchas, de todas las manifestaciones, que ninguna voz sea callada en sus legítimas demandas, que ninguna expresión sea denostada, menos aún desde el poder, que toda necesidad sea integrada en un proyecto y que la selección alcance por fin el quinto partido, aunque eso se vea aún más complejo.
Abundaron las expresiones radicales en favor y en contra, pasadas de tono, rayando en la fobia y muchas de ellas provocadas desde la cúpula para desestimar un movimiento legítimo, aunque no sea del agrado de la actual administración