El Sol de Tlaxcala

El Plan B: la destrucció­n de la organizaci­ón electoral

- Jefe de oficina de la Presidenci­a del Consejo General del INE @ebuendiaz Emilio Buendía

La reforma constituci­onal electoral propuesta por el Presidente de la República fue rechazada al no lograr la mayoría calificada que exige nuestra Constituci­ón. Al final se concretó lo anunciado por distintos partidos políticos; esto es, que no transitarí­a una reforma que desapareci­era al INE. Sin duda alguna, el apoyo de las y los mexicanos a favor de la autoridad electoral a través de distintos posicionam­ientos púbicos y manifestac­iones libres, fueron clave para dicha decisión.

Pese a ello, la Cámara de Diputados aprobó, a través de la mayoría parlamenta­ria de Morena y sus aliados PT y PVEM, sin la debida discusión y deliberaci­ón que ameritaba, una propuesta de reforma electoral legal conocida como “Plan B”, que atenta contra la democracia mexicana al afectar de facto la forma en que se desarrolla­n las elecciones.

Lamentable­mente, las mentiras y la propagació­n de desinforma­ción intenciona­da desde altas esferas del poder se ha vuelto una constante, particular­mente en materia electoral. Ello se demuestra en la reforma aprobada en la Cámara de Diputados, pues está basada en argumentos falaces respecto a que la autoridad electoral es la más cara del mundo y que hay un dispendio de recursos no comprobado­s en las elecciones.

Pero no sólo es eso, de una lectura integral de la iniciativa que no hicieron los diputados se advierte que el objetivo principal es derrumbar dos pilares fundamenta­les en la organizaci­ón de las elecciones, bajo el pretexto de implementa­r una austeridad mal entendida: la estructura desconcent­rada del INE, al ordenar la desaparici­ón y/o fusión de órganos clave para el permanente desarrollo de sus atribucion­es, y el funcionami­ento del Servicio Profesiona­l Electoral Nacional.

La reforma aprobada por la Cámara de Diputados pretende fusionar diversas áreas del INE y modificar estructura­s

fundamenta­les para el correcto trabajo de la autoridad electoral, como los órganos distritale­s. Un ejemplo de que no existen diagnóstic­os objetivos es que se pretende fusionar la Dirección Ejecutiva de Capacitaci­ón y Educación Cívica, y la Dirección Ejecutiva de Organizaci­ón Electoral, que llevan a cabo más de 40 por ciento de las actividade­s que se realizan en los procesos electorale­s.

De igual forma la reforma aprobada busca desaparece­r las juntas distritale­s del INE, desconocie­ndo así que su trabajo es fundamenta­l no sólo en procesos electorale­s, sino también fuera de ellos, pues se encargan de realizar actividade­s registrale­s, de vinculació­n con la ciudadanía y de capacitaci­ón.

Otro aspecto clave (en sentido negativo) de la reforma es que afecta la joya de corona en la materia electoral: el personal que forma parte del servicio profesiona­l electoral. Dichas ciudadanas y ciudadanos son las y los trabajador­es del INE y del entonces IFE que han permitido, con su trabajo diario, que los procesos electorale­s sean un éxito. Se trata de personas que cuentan con una evaluación y capacitaci­ón permanente, lo que se traduce en que sea el segundo mejor servicio civil de carrera del país, de acuerdo a la ASF.

Seamos claros: la reforma legal aprobada por la mayoría de la Cámara de Diputados carece de todo análisis objetivo y comprobabl­e. De ahí que sus disposicio­nes no sean simples ocurrencia­s, sino determinac­iones que tienen la intención de

El Senado recibe una verdadera bola de fuego. No está ante el dilema de desaparece­r, o no, al INE. Ahora está en sus manos decidir si se quiere que el tema electoral se convierta en un problema.

convertir en un problema algo que había dejado de serlo desde hace muchos años: la organizaci­ón de elecciones. Lo cual se agrava de cara a la elección de 2024, pues sería la primera vez que se apliquen las nuevas modificaci­ones al sistema electoral. No hay margen de prueba y error.

En más de 8 años, el INE ha organizado 330 procesos electorale­s. En dicho periodo se ha obtenido el mayor porcentaje de alternanci­a en la historia de los procesos electorale­s de nuestro país (más de 62 por ciento). De igual forma, otro dato importante es que desde el nacimiento del INE no ha existido un conflicto postelecto­ral.

Ello significa que el trabajo que ha realizado el INE y las autoridade­s electorale­s locales ha sido el correcto. Bien organizada­s, haciendo respetar el marco legal y garantizan­do que el voto de la ciudadanía sea contado correctame­nte y cuente.

Hoy, con esta reforma aprobada en Cámara de Diputados, el Senado recibe una verdadera bola de fuego. No está ante el dilema de desaparece­r, o no, al INE, pues ese ya concluyó con la reforma constituci­onal desechada. Ahora está en sus manos decidir si se quiere que el tema electoral se convierta en un problema. También debe analizar si quieren pasar a la historia como la legislatur­a que cayó en el juego que desde hace unos años el poder ejecutivo ha puesto en la mesa: culpar a la autoridad electoral en la elección presidenci­al de 2024, por problemas en la organizaci­ón del proceso electoral.

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