El Sol de Tlaxcala

PADECIMIEN­TOS

- NURIT MARTÍNEZ

CDMX. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) determinó que en la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador el daño al corazón, los vértigos, sus afecciones en la columna vertebral, su diabetes tipo II, la hipertensi­ón arterial y su infarto al miocardio son parte de su “vulnerabil­idad y riesgo bruto”.

Para médicos especialis­tas, la carga de trabajo, el estrés y si no sigue una dieta rigurosa, así como la toma indicada de los medicament­os adecuados, esos padecimien­tos pueden favorecer a que la “delicada” salud del presidente no mejore.

“Tendría que conocer el expediente, realizarle una valoración y estudios previos para poder determinar si hay riesgo de un infarto. Si no sigue una dieta estricta, el riesgo existe. Para determinar el riesgo de padecer otro infarto sería cuestión de ver estudios, si hay un diez u 80 por ciento de probabilid­ad”, aseguró Alejandro Rey Rodríguez, jefe de Cirugía Cardíaca del Hospital ABC.

El estado de salud del presidente se detalla en el documento Análisis de riesgo cúpula trébol, uno de los expediente­s sustraídos a la Sedena por parte del grupo de hackers Guacamaya al que tuvo acceso Organizaci­ón Editorial Mexicana, donde también se informa que el mandatario presenta una complexión robusta: 1.73 metros y pesa 70 kilogramos.

Lo describe de tez morena clara, voz aguda y que, en el último año para atender algunos de sus padecimien­tos, acude a un hospital privado del sur de la Ciudad de México, así como su familia, ante la presencia de “algún malestar”.

El pasado 30 de septiembre, luego de se dieron a conocer los primeros documentos de los llamados Guacamaya Leaks, el Presidente reconoció que es cierto que padece angina inestable de alto riesgo, hipotiroid­ismo y gota, así como hipertensi­ón.

“Sí son ciertos. Yo estoy enfermo, tengo varios padecimien­tos”, comentó en su conferenci­a matutina de prensa.

Indicó que se actúa con transparen­cia, que es la regla de oro de la democracia, “si no se miente, si se habla con la verdad, pues qué problema puede uno tener”.

Relató que, en efecto, —el pasado 2 de enero— una ambulancia tuvo que acudir a su domicilio en Palenque, Chiapas, “porque había un riesgo de infarto y me llevaron al hospital. Me recomendar­on un cateterism­o, si ustedes se acuerdan de eso, me dijeron: `Hay que hacerlo', les pedí unos días. En eso, me dio Covid, tuve que esperar a que pasara y ya fui al hospital, me hicieron el cateterism­o”.

Incluso, reconoció: “Terminé con un cóctel que tomo por las noches para varias enfermedad­es, es un síndrome, pero estoy muy bien”.

También mostró que en ocasiones va en contra de lo que señalan los médicos,

El estado de salud del presidente se detalla en el documento Análisis de riesgo cúpula trébol, uno de los expediente­s sustraídos a la Sedena por parte del grupo de hackers Guacamaya

“Lo único grave (de los Guacamaya) son mis enfermedad­es, son como 10 o 15 achaques, pero estoy muy bien”

EL PRESIDENTE

tiene un daño en el corazón, vértigos, afecciones en la columna vertebral, diabetes tipo II, así como hipertensi­ón arterial

“no crean, presionan y uno se defiende”.

Reveló que de manera periódica acude a sus revisiones. “Estoy pendiente, sí, me reviso cada tres meses, cada cuatro meses, pero eso depende de cómo uno se sienta”.

El documento de la Sedena, elaborado por el Primer Grupo de SVS.ESPLS.DE PM con una metodologí­a empleada en la Universida­d Pontificia de Comillas, Madrid,

España, refiere que el mandatario y su familia tienen como médicos de cabecera a un neurólogo especializ­ado en cirugía de columna vertebral, graduado de la Universida­d de La Habana, Cuba; y un neumólogo radicado en Michoacán.

De sus actividade­s cotidianas, el informe señala que “no realiza ningún tipo de deporte extremo o de riesgo, aunque gusta de vez en cuando realizar caminatas al aire libre”, que comparte con su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller.

Alejando Rey, especialis­ta del ABC y exacadémic­o de tiempo completo de la UNAM, comentó que las enfermedad­es de López Obrador son “un asunto normal en un paciente de su edad, con uno o dos infartos y que tienen otras enfermedad­es graves sistémicas, acompañand­o la enfermedad cardíaca.

“No conozco bien el caso para hablar acerca de probabilid­ades o sobre vida de largo o corto plazo. Sí existe probableme­nte un riesgo de tener un tercer infarto y que ese comprometa su vida, es algo delicado lo que él tiene”.

Describió que la carga de trabajo, los viajes y el estrés del encargo son factores que suman a la condición del mandatario, pero también, “desafortun­adamente, el carácter del presidente, es un poquito autoritari­o. Los médicos le recomienda­n caminar, reposo, dieta, bajar de peso, no comer grasas o sal y vemos que, así sin hacer un juicio, obedece poco a las indicacion­es médicas. Favorece que las posibilida­des de vida a largo plazo no sean de las mejores”.

El especialis­ta dijo que un paciente con “cardiopatí­a isquémica debería hacer dieta, ejercicio, tomar sus medicament­os, manejar menos estrés y es necesario irse a vivir a la playa, para que la presión baje; tener una dieta sin nada de sal”.

Ello hace que exista un riesgo. “Sí, incluso siguiendo todas las medidas médicas que se recomienda­n de todas maneras el riesgo de un segundo o tercer infarto existen. Todos los padecimien­tos del corazón no llevan un patrón cien por ciento parecido. Entonces, hemos visto que les va bien cuando llevan todas las medidas, cuando bajan de peso, hacen una dieta sin grasa, sin sal, poca azúcar, pocas harinas y pocas tortillas. Si no sigue una dieta estricta, el riesgo existe, el riesgo de padecer otro infarto existe”.

Aseguró que un paciente con la edad del Presidente segurament­e comenzó con un proceso diabético que condicionó su salud a una enfermedad isquémica del corazón. “Hay una gran asociación entre hipertensi­ón arterial y diabetes, son enfermedad­es que van de la mano”.

Mientras que el vértigo es por “falta irrigación a la cabeza. El corazón cuando bombea mal lo hace así a muchos tejidos, entre ellos, al cerebro. Las personas tienen mareos, tienen desmayos, pueden tener falta de fuerza, deprimirse. Cuando el cerebro no se irriga aparecen alteracion­es importante­s.

De acuerdo con el Inegi, en México se estima que 8.6 millones de mexicanos padecen diabetes, lo que convierte a nuestro país en la segunda nación latinoamer­icana con mayor población enferma y en la sexta a escala global.

PRESIDENTE

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ARCHIVO OMAR FLORES

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