“Avatar 2”: ¿qué tan profundo fue el sentido del agua?
“Si quieres que algo se muera, déjalo quieto”, versa una canción del uruguayo Jorge Drexler, la cual atiende a la indiscutible necesidad de los seres vivos por mantenerse en constante movimiento y evolución.
Sin adentrarse en una discusión científica, y sin buscarlo de forma directa, el reino mágico de Pandora eligió el cambio como bandera en la secuela de lo que hoy es ya un clásico de la ciencia ficción: "Avatar".
El sentido del agua, debutó en diciembre de 2022, con una sola promesa de su director, James Camero: un espectáculo donde la naturaleza y la tecnología convivieran en armonía con los entrañables personajes de su primera cinta.
En esta nueva aventura, la tribu na'vi es obligada a abandonar su hogar, luego de que Pandora fuera atacada por una antigua amenaza.
Para cuidar de sus hijos, la pareja de Jake Sully y Ney'tiri buscan refugio en un nuevo clan, exponiéndose no solo a un cambio cultural, sino también a un choque de ambientes necesarios para sobrevivir. En este nuevo lugar no hay bosque ni reptiles voladores para transportarse; aquí el agua, los corales y los guías marinos son protagonistas del día a día.
La adaptación a ese nuevo mundo sin duda es uno de los retos de la familia Sully, pero camuflarse con un grupo de adolescentes no siempre es tarea sencilla. En esta oportunidad, serán los personajes más jóvenes quienes toman el control en gran parte de la película, demostrando cómo la evolución también se manifiesta en la descendencia de aquellos añorados humanoides.
No obstante, los valores que construyeron este universo prevalecen y se refuerzan en el diálogo y los silencios: valentía, esperanza amor y libertad iluminan cada escena.
De hecho, El sentido del agua se estrenó justo en un momento en que los océanos de la Tierra se encuentran en un periodo de crisis originada desde el cambio climático hasta la sobrepesca, dejando una aguda conciencia de los desafíos ambientales del siglo XXI. De manera muy artística, la reflexión en torno a la conservación y el respeto por los ecosistemas se funden entre las épicas batallas y el fraterno abrazo familiar.
Las polémicas tres horas con 10 minutos que dura esta cinta parecen insignificantes en comparación con el ritmo constante de su narrativa. La historia, como contada por un viejo marinero, detiene el tiempo en una fantástica atmósfera audiovisual. El tiempo en Pandora pasa nadando.