“Finlandia”
La moda es un lenguaje instantáneo; pero cuando el tiempo está sobre ella, cualquier conjunto se vuelve efímero. Así se enmarca “Finlandia”, una película del director Horacio Alcalá, estrenada en 2021.
La historia es de Marta, una diseñadora española, quien viaja a la costa de Oaxaca para documentarse sobre los bordados mexicanos y la moda indígena que por años ha sido inspiración de las grandes compañías textileras de Europa.
Su forma de apreciar la nueva cultura y su propia vida da un giro cuando empieza a relacionarse con las muxes, un colectivo que lucha por el reconocimiento de su género como un tipo más en la sociedad.
En medio de la algarabía, conocemos también la historia de algunas de estas tejedoras, de su incansable búsqueda de identidad y de los lazos familiares unidos y rotos que se cruzan como los hilos de un bordado en la manta de su propia historia. La homofobia y el racismo no dejan de asomarse en los contados pero portentosos discursos de violencia retratados por Alcalá.
Este motivo no es una casualidad; la alegoría es hacia la conquista española y el saqueo de tesoros en nuestra tierra. Afortunadamente, una frase retumba a mitad del filme y nos recuerda que, desde la visión de los vencidos, “los conquistadores terminaron siendo los conquistados”.
Sin embargo, la historia cambia cuando un terremoto sacude la comunidad y nos permite descubrir el origen de los tormentos de Marta entre los escombros, así como una decisión que podría no solo cambiarle la vida a ella.
El valor estético de la cinta radica en la frescura de cada escena, trabajada desde el guion y explotada magistralmente a través de la imagen. A pesar de no ser una obra contemplativa, cumple la función que le fue asignada: hacernos sentir en una pasarela de moda.
No obstante, la reflexión no deja de reclamar su lugar en la conversación, pues finalmente explora una intersección entre la colonización, el capitalismo y el plagio en el frívolo mundo del “fast fashion”.
La condición humana es el gran acierto en la competencia. La familia, la amistad, y lo que resulta de su combinación, bien podrían ser el aderezo para acompañar este festín cinematográfico. En conclusión, esta película de amor (sin ser romántica) es un discreto, pero potente homenaje a la diversidad sexual a través de la fiel representación de la comunidad.
“Finlandia” es conmovedora y transparente; “Finlandia” es imperdible.