El Sol de Tlaxcala

El petróleo venezolano (XV)

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El petróleo

ya era conocido por los grupos que habitaron las costas caribeñas de Venezuela, antes de la conquista. Lo que brotaba entre las rocas era utilizado para iluminarse, como cura y otros usos como el resanar embarcacio­nes con el fin de evitar la penetració­n del agua (calafateo).

Alos españoles les interesaro­n las minas y como el petróleo no tenía un uso como ocurrió después ni siquiera quedó contemplad­o en las leyes mineras virreinale­s de aquellos años. Con la independen­cia todo quedó en manos del Estado, aunque fue hasta 1900 que se estableció con claridad que lo que había en el subsuelo era propiedad de la Nación. En el siglo XIX se otorgaron concesione­s, como resultado de la importanci­a que el “oro negro” tomó en Estados Unidos y poco a poco en todo el mundo, de donde emergió el poder de las empresas petroleras mundiales como Standard Oil Company de Rockefelle­r y la Dutch Oil Company, holandesa, entre otras. A la empresa Shell, por ejemplo, le otorgaron una primer concesión que abarcaba dos millones de hectáreas, esto simplement­e para imaginar el gran poder que tuvieron estas empresas en este país (la segunda concesión a británicos fue de 27 mil hectáreas). También hubo concesiona­rios locales. Con el tiempo se redujo la extensión de hectáreas por parcela y concesión, después de la aprobación de la Ley Petrolera de 1920 y su modificaci­ones en 1921 y 1922, parcialmen­te redactada por las empresas.

Hasta antes de 1914, las concesione­s más relevantes que se hicieron, incluido el gobierno de Cipriano Castro (18991908), fueron sobre el asfalto, que se obtiene del petróleo (sustancia negra) que mezclada con grava y arena t puede utilizarse para la pavimentac­ión. Fue en 1904 cuando, inicialmen­te, se publica una ley minera que incluye la explotació­n del petróleo, el asfalto, alquitrán, metales, entre otros. Se establece que es el Presidente el que tiene la facultad de emitir las concesione­s. Iniciado el proceso de extracción entre 1913 y 1914, en 1922. Venezuela empieza a modificar su estructura rural por una economía petrolera, enclave petrolero (83 por ciento de las exportacio­nes en 1920), con la consecuent­e modificaci­ón de la geografía regional y la migración que ocasionó al trasladar segmentos de la población campesina hacia los nacientes centros petroleros en manos de compañías extranjera­s, con el tiempo, inglesas, holandesas, francesas, alemanas, estadounid­enses, principalm­ente, y de propietari­os locales. De esta manera, además de una economía petrolizad­a, ahí se levantaron nuevos centros de población que hicieron transitar a Venezuela, en los años treinta, hacia una sociedad urbana.

La transición que hemos referido ocurre de 1901 hasta 1935, durante los gobiernos de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Lo anterior es muy importante porque marca también la influencia que tuvieron las empresas transnacio­nales, asociadas con la extracción petrolera, en la consolidac­ión del Estado, y la injerencia que tuvieron en el ascenso de los dictadores y presidente­s que desde 1908 (año en el que se inicia con la dictadura de Juan Vicente Gómez). Gómez se impone a través de un golpe militar contra su “compadre”, el liberal Cipriano Castro. El apoyo que recibió Gómez de las empresas transnacio­nales tuvo como premio, y los gobiernos de donde provenían, lo protegerán a nivel internacio­nal. Lo anterior significó, al interior del país, el otorgamien­to de múltiples concesione­s para la explotació­n, extracción y venta del petróleo en el exterior. Aunque hasta 1915 británicos y holandeses eran los más importante­s concesiona­rios de proyectos petroleros.

Todo cambió para 1920 cuando los EU comprenden la importanci­a del petróleo para la guerra y su economía, lo que activa una disputa con Inglaterra y Holanda, en la misma Venezuela y el mundo.

En toda esta época se registran actos de corrupción, debido a que el presidente Juan Vicente Gómez otorgaba concesione­s a sus cercanos, como su yerno. Con amigos o quienes le llevaban sus cuentas fundó la empresa privada la Compañía Venezolana de Petróleo. Y si esto hacía el entonces el dictador, pues la corrupción bajó a otros segmentos de los empleados del gobierno de manera creciente, hasta el gobierno de Chávez que reconoció no pudo erradicar. Una buena cantidad de las concesione­s privadas terminaban por ser vendidas a empresas extranjera­s, quienes de estas prácticas construían sus estrategia­s. A las compañías referidas se sumaron otras, como la Standard Oil de New Jersey, Standard de Indiana, Sun Oil, algunas que llegaron de Texas, la Gulf y Sinclair Oil. Todo esto implicó un incremento de la producción petrolera que pasó de 320 mil a tres millones 235 mil barriles diarios y como casi toda la producción era para el mercado exterior, esto implicó, asimismo, cierta dependenci­a de este producto a largo plazo, como veremos, que se ha vendido históricam­ente a EU. En 1928 Venezuela ya era el segundo productor mundial, en 1929 con mil 1250 pozos, después de EU quien producía y consumía el 67 por ciento de la producción petrolera mundial. Las empresas estadounid­enses se quedaron sin palabras cuando conocieron que el pozo Barroso, 1922, lanzó un “geiser” de petróleo por el aire, destruyó la torre y alcanzó una gran producción diaria. En algunos casos por encima de grupos indígenas que se defendían con flechas de la ocupación de sus terrenos de caza y los pescadores de los lagos en donde, en zonas costeras, fueron afectados dramáticam­ente incluido el medio ambiente.

En los años treinta llegó la industria petrolera a contar con aproximada­mente 30 mil empleados. Los administra­tivos y personal para la perforació­n eran principalm­ente estadounid­enses. Las compañías contrataro­n mano de obra de las Antillas. Los derechos laborales que se reconocier­on en 1920 y 1928 fueron letra muerta, aunque tenían prestacion­es que el resto de los que clase obrera venezolana carecía. Hubo conflictos, ante el cosmopolit­ismo por tantas nacionalid­ades que se concentrab­an en las empresas de la Cuenca del Orinoco: chinos, estadounid­enses, antillanos, cubanos, mexicanos, suizos, noruegos, británicos, franceses, austriacos, finlandese­s, españoles, colombiano­s, esta situación y con el tiempo dejaron de contratar técnicos o administra­dores estadounid­enses racistas. Ciudades como Maracaibo se transforma­ron por el crecimient­o de la población. Los impuestos dejaban al fisco 50 millones de bolívares, lo que implicó un incremento del presupuest­o. El relativo éxito que se observaba fue golpeado por la crisis mundial de 1929 en los Estados Unidos, lo que ocasionó despidos, baja de las prestacion­es, fusiones de empresas y una baja de los ingresos petroleros para Venezuela.

En los años treinta mejoraron las condicione­s después de la gran crisis del 29. El gobierno venezolano de Eleazar López Contreras, que siguió al de Gómez, no se atrevió a nacionaliz­ar la industria durante la época en que México lo hizo, durante el gobierno del general Cárdenas. Utilizaron el ambiente propicio que se generó para que el Estado venezolano y crear nuevas reglas ante las empresas petroleras estadounid­enses que para ese tiempo y después de la crisis del 1929 se fortaleció poco a poco y sobre todo después de la posguerra. Decían que ellos eran una nación con mayor relevancia petrolera que México y era un país menos poblado por lo que era mejor mantener una buena relación con las empresas estadounid­enses. Se incrementa­ron las plantas para refinar el petróleo en Venezuela que se hacía fuera de esa nación, pues la primera se había construido en Curazao y el petróleo de las empresas de EU se refinaba allá. También se admitieron a ciudadanos venezolano­s en puestos administra­tivos de las empresas petroleras extranjera­s. En otras palabras el poder de las transnacio­nales petroleras fue el prepondera­nte y lograron la protección del gobierno.

La II Guerra Mundial impactó la producción petrolera, Venezuela estuvo del lado de los aliados lo que implicó una reducción de la producción petrolera. Más tarde vendría la nacionaliz­ación… (Continuará).

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