Cuestiona el rol social del académico
El suplente
“¿Alguien puede decirme para qué sirve la literatura?” Con esta pregunta Lucio da inicio a su primera clase en una escuela en una de las zonas marginales del barrio porteño de Avellaneda, a donde ha llegado como maestro suplente, tras haber perdido el concurso por una mejor plaza en la Universidad de Buenos Aires y la difícil decisión de acompañar a su padre, un viejo líder social bastante enfermo. Acostumbrado al mundo académico, reconoce que no quiere estar frente a esos alumnos que no muestran un mínimo de interés, pero que con los que coincide en una cosa: “La literatura no sirve para nada”.
Así comienza la película del director argentino Diego Lerman, El suplente, que se estrena en cines mexicanos. Su propuesta es una visión mucho más cercana a la realidad de Latinoamérica, rodeada por la violencia del narcotráfico y acosada por intereses políticos.
“Hay ciertos sectores del ámbito intelectual y universitario que se mantiene un poco disociado con el contexto que los rodea. Esta película es una puesta en crisis del intelectual y el maestro. Me interesa desacomodar ciertos lugares de seguridad o ciertas premisas al statu quo, más que decir lo que hay que hacer. ¿Cuál es la salida? No lo sé, pero lo que sí sé es que la educación brinda oportunidades de transformación social”, explicaen entrevista.
“Algo que celebro un montón de lo que ha sucedido con esta película es que en Argentina la comunidad educativa la abrazó, la hizo propia, dieron charlas y programaciones. En general ellos sintieron que era necesaria, porque no había películas que hablaran de esa cotidianidad, de ese implicarse de algunos docentes que tienen una fe casi religiosa en la educación”, relata el director.
El filme tuvo un exitoso lanzamiento en Argentina, donde esta semana se posicionó como la película más vista en Netflix