El Sol de Tlaxcala

SUFRIÓ DESPRENDIM­IENTO

ES UNA PERSONA CIEGA, PERO ESO NO LE IMPIDE PARARSE EN EL RUEDO A TOREAR

- POR GUILLERMO ABOGADO GONZÁLEZ

No se aflige, aunque no pueda ver el peligro. Mariana Sánchez es un claro y vivo ejemplo de que el toreo no se ve, se siente.

A sus 27 años, anhela tener la invitación de alguna ganadería para repetir su sueño de hace años, hacerle frente a un astado.

Ha tenido la oportunida­d de participar en algunos festivales alrededor de la República Mexicana, pero en los últimos años ese anhelo no ha sido posible, pero más allá de achicarse, mantiene el entusiasmo a tope y aunque el toreo de salón lo disfruta, lo goza, nada como torear como Dios manda.

Mariana es una torera hecha y con el doble de valor, no por ser mujer, sino porque es ciega y ni eso le impide o le genera pavor alguno para pararse en cualquier ruedo. Lo que no ve- debido a que se le desprendie­ron las retinas apenas a los cinco meses y 23 días desde nacimiento­lo siente. Su toreo siempre es entregado.

Quien de niña al menos veía luces y sombras hasta que todo se convirtió en oscuridad por el mal de sus ojos, recordó

Mariana sufrió desprendim­iento de retinas a los cinco meses de edad, lo que le impide ver, pero es muy feliz cuando le toca torear. cómo surgió su gusto por la tauromaqui­a hace alrededor de 10 años.

“Gracias a mi abuelita materna, a ella le gustaban mucho los toros, fue curioso porque una vez estábamos en casa de un familiar y estaban escuchando una corrida de toros, digo escuchando porque yo no puedo ver, estaban viendo ellos una corrida de toros, al principio no me gustaba, pero conforme transcurri­ó la corrida me llamó más la atención y al final quedé totalmente enamorada de este arte y vine a la Plaza México un día y fue mi total convencimi­ento y enamoramie­nto por este gran arte que es la fiesta brava”, cuenta Mariana Sánchez a ESTO.

Apenas el pasado 5 de febrero, se le vio a Sánchez García hacer acto de presencia en las afueras de la Monumental Plaza México para defender la fiesta brava y justo aquí tomó la muleta y concretó unas tandas con valentía.

“Me gusta muchísimo torear, se me hace que es un ejercicio del alma, es un lenguaje. Los toreros nacen con el capote y la muleta, es difícil de entender y yo creo que nosotros podemos expresar lo que llevamos dentro con esos dos instrument­os como el capote y con la muleta. El toreo es de sensacione­s, siempre he dicho que el toreo no se ve, se siente”, expresó con firmeza la capitalina.

Explicó la forma en la que ejecuta su toreo: “Aparte de la sensación, del corazón, que es lo más importante, lo que pasa es que me van llevando las manos, cito al toro y ya cuando se arranca, yo lo puedo escuchar y me van llevando las manos haciendo el pase”.

Mujer sin miedo.

27

AÑOS DE EDAD TIENE LA AFICIONADA

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Con muleta en mano demuestra su pasión por la tauromaqui­a.

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