Recuento #8M
En el
“recuento de los daños” de la protesta del #8M, es importante retomar algo que para muchos pasó desapercibido, pero que para las manifestantes fue el motivo principal de salir a las calles: el tendedero de denuncias.
El acoso sexual y laboral fue parte fundamental de la marcha del ocho de marzo y nombres de personajes de la vida pública, social y académica salieron a relucir. Es cierto, quien acusa está obligado a demostrarlo y por eso algunas mujeres no solo colocaron en el tendedero el nombre y la fotografía de sus `violentadores', sino también capturas de pantalla de las conversaciones vía WhatsApp e inbox en las que evidencian la forma en que son seducidas de forma por demás más vil.
Uno de los nombres que apareció es el de un perfil de Facebook identificado como Roberto N., supuesto catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), quien bajo amenazas pretendía a una alumna, al grado de decirle: “de mi cuenta corre que no terminas tu licenciatura si no haces lo que te digo… en el momento que tu abras la boca, te juro que te desaparezco”.
A este caso se suma el de Juan N., alumno de la Facultad de Ciencias de la Salud, expulsado en días pasados, así como el de José N., catedrático de la Facultad de Trabajo Social.
Estos casos ya llegaron al escritorio del rector Serafín Ortiz Ortiz, quien a pregunta expresa de la prensa ha advertido que en la máxima casa de estudios los acosadores no tienen cabida y ha pedido a las alumnas hacer sus denuncias, para que esa lastimosa y vergonzosa actitud desaparezca.
El nombre y la fotografía del actual presidente municipal de Xaltocan, José Luis Hernández Vázquez, también salió en el tendedero de denuncias por presuntamente incurrir en acoso sexual, además de emborrachar a sus víctimas para pretender abusar de ellas.
Otro señalado más es el director del Colegio de Bachilleres del Estado de Tlaxcala, Darwin Pérez y Pérez, por cometer acoso laboral y contar en su estructura directiva con personas que han sido señaladas de cometer acoso sexual, entre ellos un alto funcionario de la Dirección Administrativa.
El nombre de Delfino N., exfuncionario del gobierno estatal, fue otro de los que aparecieron en los carteles de denuncia, al presuntamente tener responsabilidad del deceso de su esposa, la empresaria Donají Morales Rico, ocurrido a finales de septiembre de 2022.
El nombre del Director de Notarías y Registros Públicos del Estado, Ubaldo Ibáñez Huerta, apareció pegado en el kiosco del Centro Histórico, señalado de acosar a sus compañeras de trabajo y con una leyenda más que decía: “soy parte de la generación de mujeres que ya no tienen miedo”.
Por cierto, en la Dirección de Notarías el titular ha logrado lo que ningún funcionario del gabinete estatal, unir a todos los empleados… en su contra.
Es por ello que se alistan sendas denuncias públicas en contra de Ubaldo Ibáñez Huerta por la presunta corrupción que existe en esa dependencia, de la que los mismos fedatarios han sido víctimas.
La lista de los denunciados es muy larga y convoca a la reflexión, pues en pleno 2023 el acoso laboral y sexual está a la orden del día en diversos espacios de la vida pública y social de la entidad tlaxcalteca.
PROTAGONISTA
El secretario de Seguridad Pública, Ramón Celaya Gamboa, afirma que actuó conforme al protocolo de actuación policial en la manifestación del #8M y probablemente fue así; sin embargo, su afán protagonista para congraciarse con su jefa es lo que irritó no solo al exterior de Palacio de Gobierno, sino también al interior.
A dos meses de su llegada a la entidad, el “súper policía” no ha embonado del todo con sus compañeros de gabinete y se ha ganado la indiferencia de presidentes municipales por su afán autoritario.
Diga lo que diga, la decisión de Ramón Celaya de usar la tanqueta “Godzilla” para dispersar a las feministas, se robó la nota y a nivel nacional Tlaxcala fue calificado como un estado represor.
Incluso, existe un video captado por integrantes de las colectivas en el que se ve al propio titular de la SSC lanzando gases lacrimógenos desde la comodidad de la azotea de Palacio de Gobierno, mientras abajo, sus subordinados soportaron piedras, palos, botellas y todo lo que las feministas hallaron para tratar de derribar las barreras metálicas. Lo bueno que a su llegada dijo que siempre estaría en primera línea.
Al fin un sector del Ejército se atrevió a hacerlo público. El domingo pasado, algunas docenas de militares se manifestaron en varios estados de la República, además de la Ciudad de México. En compañía de sus familias reclamaron la imposibilidad que tienen de responder a las agresiones de la delincuencia organizada, a lo que demandan poder contestar con la fuerza de quienes no le temen a la confrontación, pero sí a la parálisis obligada.
En cuanto se supo el porqué de su presencia en las calles, el emperadorzuelo los calificó de actuar por órdenes del narco y pertenecer a un cártel. De sus mentiras ya nadie se asusta y menos se creen, aunque conllevan la típica amenaza contra quienes lo contradicen.
Es un error pensar que los soldados están en Jauja. Los altos mandos, como jamás lo soñaron, viven una plena luna de miel con el tlatoani, que los ha comprado de cabo a rabo. Los de abajo pasan por las penurias propias de los subordinados sujetos a un régimen duro, con salarios raquíticos y su vida en constante peligro, como lo confirma el alto número de asesinados. Son muchos los que han muerto a manos de los sátrapas que tienen tomado a México como si fueran sus propietarios, en ese empecinamiento de la consigna de los abrazos y no balazos.
A los seis años les queda muy poco como para cambiar la estrategia, a pesar de que, AMLO debe estar consciente de que ha sido un desastre. Pero, si es incapaz de reconocer el mínimo error, menos va a hacerlo en un tema de gran sensibilidad, que ha lastimado a tantísimas víctimas. Ni va a dar su brazo a torcer ni permitirá que los uniformados se salgan del guión que les impuso.
Hubo esposas que comentaron lo difícil de un trabajo, que te somete a horarios exhaustivos, movilizaciones a otras entidades, obediencia ciega a los mandos y demás reglamentación extrema. Encima les impiden cumplir con su función de defensa. Las quejas crecen, así haya sordera a cargo del gurú y de la jerarquía militar. Que no se olviden quiénes son la mayoría de las fuerzas.
La comunicadora Nayeli Roldán, por su parte, reivindicó la dignidad del oficio y de los auténticos profesionales. Con argumentos sólidos, educación, pero contundente y lapidaria, dejó en ridículo a un
Presidente que, ni siquiera, entiende la similitud entre espionaje e inteligencia. Se presentó en la mañanera y cuestionó el uso que le ha dado el Ejército al sistema de espionaje Pegasus, con el que se ha metido a la vida privada de políticos, periodistas, académicos.
López insiste en que, n su gobierno no se han vuelto a utilizar estas herramientas que se compraron en el peñanietismo y miente con todos los dientes. Lo demostró Nayeli, la que tuvo como respuesta un ataque visceral agresivo, de los que acostumbra el investido tlatoani. Insultó al medio que representa, Animal Político; salió con sus falacias de que “antes cobraban”, por supuesto los tachó de corruptos, pero no pudo negar el que “los que son distintos” han espiado.
Fue una de sus más amargas críticas, cuando candidato, para acabar como lo ha hecho en todos los aspectos de su administración colocándose en lo más rancio del ancestral prinosauriado.
Roldán dio una clase de periodismo y de la ética que debe tener un profesional, dispuesto a darle la cara al todopoderoso, que sabemos bien a lo que se arriesga.
Empieza a multiplicarse el descontento: era hora de abrir los ojos.
La comunicadora, Nayeli Roldán, por su parte, reivindicó la dignidad del oficio y de los auténticos profesionales. Con argumentos sólidos, educación, pero contundente y lapidaria, dejó en ridículo a un presidente que, ni siquiera, entiende la similitud entre espionaje e inteligencia.