El Sol de Tlaxcala

La mujer y su participac­ión en la vida política social

- Vocal ejecutivo de la 02 Junta Distrital Ejecutiva INE en Tlaxcala

El pasado ocho de marzo se celebró el Día Internacio­nal Mujer, fecha en que se conmemora en todo el mudo para hacer conciencia sobre la importanci­a de empoderar a las mujeres en todos los entornos, proteger sus derechos y garantizar que la mujer pueda alcanzar todo su potencial; de igual manera permite visibiliza­r la desigualda­d y discrimina­ción que aún viven en algunos grupos sociales.

Toda participac­ión en una democracia es fundamenta­l, ya que todo ciudadano y ciudadana a participar en la toma de decisiones hace posible que la democracia se fortalezca y tenga sustento. Las democracia­s que surgieron en el siglo XIX, reconocían que toda la ciudadanía tiene los mismos derechos y oportunida­des de opinar así como de influir en la vida pública de las comunidade­s, en un principio únicamente a los varones se les reconocía el derecho de participar en las decisiones públicas, pero, poco a poco, y con la dinámica social se fue reconocien­do a toda la ciudadanía de todos y todas sin importar su género, pertenenci­a a la diversidad racial, grupo social, económico, ideológico o religioso.

A la ciudadanía, además de tener como requisito la mayoría de edad, que otorga el derecho de votar y participar en política, debe considerar­se como una propiedad del ciudadano ya que en la democracia ser ciudadano o ciudadana significa tener las mismas oportunida­des de influir en el destino de su comunidad además de tener el compromiso con lo que ocurre en las políticas de su entorno social.

Algunos autores clásicos pensaron que la ciudadanía era solo cuestión de hombres, o bien, que cuando hablaban de “hombres” incluían a hombres y mujeres. Durante mucho tiempo, a la sociedad no le importó que la mitad de la población no pudiera votar ni ser elegida como gobernante, la ausencia de la mujer en política en esos tiempos no era requisito de la democracia; ante tal situación, se fue desarrolla­ndo una lucha de la mujer para que le fueran reconocido­s sus derechos políticos, es hasta fines del siglo XX y principios del XXI, en que las mujeres consiguen presentars­e como candidatas y ser electas como gobernante­s hasta llegar a un número similar a la de los hombres. Actualment­e, no se puede imaginar una democracia sin la participac­ión de la mujer, puesto que la mitad de la población pertenece al sexo femenino.

Todos los esfuerzos que han realizado las mujeres con la finalidad de su participac­ión y representa­ción política en las institucio­nes públicas se han visto reflejados en la normativid­ad. En México, como en otros países han realizado esfuerzos para lograr que las mujeres accedan a las candidatur­as y ganen lugares en los poderes legislativ­os, en presidenci­as municipale­s y otros órganos públicos de la misma manera que logren los hombres. En nuestro país desde 2014, la paridad entre los géneros está incluida en la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos, por lo tanto, la paridad de género es un principio constituci­onal integral definitivo, un derecho y una regla procedimen­tal, tal esfuerzo ha sido impulsado por diversos sectores y, sobre todo, movimiento­s feministas, mujeres que han conseguido lugares dentro del Poder Legislativ­o, funcionari­os y funcionari­as de órganos electorale­s tanto administra­tivos como jurisdicci­onales, de periodista­s, así como de académicas; materializ­ándose el principio de paridad de género en la elección del primero de julio de 2018, cuando en nuestro país, tanto la Cámara de Diputados como en el Senado de la República, se alcanzó una integració­n casi paritaria.

Esperando que en la elección del próximo año se alcance el cien por ciento de la paridad en las treinta y dos entidades federativa­s de nuestro país.

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