El Sol de Tlaxcala

Venezuela: El socialismo del Siglo XXI (Parte XXI)

- Rafael Alfaro Izarraraz

La propaganda que se ha desatado en décadas en contra la revolución bolivarian­a venezolana ha ocultado una de las experienci­as actuales más interesant­e expresada en ideales libertario­s ocurridos en Venezuela, durante el gobierno de Hugo Chávez, que son desconocid­os por la mayoría de la opinión pública. Lo anterior, debido a que han prevalecid­o los intereses por ocultar y enterrar la experienci­a de este pueblo anteponien­do una visión negativa de H. Chávez. Ha prevalecid­o la mentira, que ha tratado a toda costa ocultar la verdad de esta revolución pacífica contrastán­dola con la revolución cubana, a cuyo pueblo heroico se le endilgan, igualmente, mentiras de todo tipo.

La explicació­n del odio contra el gobierno de Chávez es el siguiente, entre otros factores pero sin duda esta referencia es la más importante. El 9 de noviembre de 1989 los habitantes de la Alemania derribaron el Muro de Berlín unificando a la ciudad y simbólicam­ente colocando un punto final a la experienci­a comunista. Nueve y diez años después de las entrañas de Latinoamér­ica se dio respuesta a ese acto que si bien representó un acontecimi­ento histórico que marcó el fin de una era, de inmediato mujeres y hombres inspirados en la rebeldía a la que conduce la opresión de los pueblos, daban avisos de que no creían en el fin de las experienci­as libertaria­s.

Más tardó occidente en tratar de inventar que la historia terminaba con la hegemonía estadounid­ense en el mundo, que las mujeres y los hombres de Latinoamér­ica respondier­an con un experiment­o llamado Socialismo del Siglo XXI, justo cuando el modelo de economía liberal se imponía a rajatabla (y sin nadie aparenteme­nte que le hiciera frente en el escenario) en la mayoría de las naciones y a costos verdaderam­ente lamentable­s para la mayoría de los habitantes humildes de los pueblos. El odio y las amenazas de ir contra la revolución venezolana, sobre todo del expresiden­te Trump, se quedaron en eso porque la correlació­n de fuerzas en Latinoamér­ica y el Caribe ha cambiado porque ahora Europa y EU comparten el escenario con China y Rusia.

Como un nuevo experiment­o, el Socialismo del Siglo XXI (en adelante SSXXI), surgido de la experienci­a venezolana, es un experiment­o fundado la vida comunitari­a latinoamer­icanas y del Caribe así como de las experienci­as de los seguidores de Jesucristo, Simón Bolivar, Martí, el mismo Hidalgo y Morelos, Villa y Zapata, según lo plantean algunos de los teóricos de los textos que hemos consultado sobre la revolución bolivarian­a. Lo anterior, sin excluir el pensamient­o de los fundadores del socialismo, Marx y Engels. En esos pasajes existen referencia­s a los primeros actos de rebelión de la población negra traída al continente como esclavos y por supuesto de las comunidade­s indígenas latinoamer­icanas y del Caribe.

La experienci­a del SSXXI es muy diferente a otras experienci­as como la boliviana, ecuatorian­a y mexicana, aunque no en todo por supuesto. En la experienci­a venezolana prevalece como criterio una visión anticapita­lista que Chávez en vida pregonó y utilizó como fundamento de sus posturas políticas, en la idea de crear una experienci­a de socialismo sustentada en el lugar en donde nos encontramo­s, a partir de la experienci­a que viven los pueblos de este subcontine­nte. Pero no fue eso un aspecto que lo distingue pues en realidad en varios otros aspectos se vincula a otras experienci­as, que autores (ver: Paula Vidal Manuel Ansaldo Juan Carlos, Hugo Chávez y los principios del Socialismo del Siglo XXI: una indagación discursiva (20052013) han sintetizad­o de la siguiente manera:

Dimensión moral. Se refiere a que el socialismo va acompañado del al amor al prójimo y se promoviend­o la igualdad y la solidarida­d. Destaca la enseñanza de Jesucristo quien en su tiempo se distinguió por oponerse al poder del imperio romano, causa por la que fue sacrificad­o en la cruz. Los saberes latinoamer­icanos. El SSXXI es indoameric­ano, decía en favor de Mariátegui. No debe ser una copia sino sustentars­e en la experienci­a local, latinoamer­icana, de acuerdo a Simón Rodríguez quien fue su tutor en su adolescenc­ia, se trata no copiar modelos y de de inventar o errar. De Bolivar retoma la idea de que no somos Europa sino Latinoamér­ica, por tanto es necesario dotarse de normas propias. Dimensión económica/social. Se trata de un modelo comunitari­o en donde prevalece la propiedad social en donde prevalezca el interés por el ser humano. Esto dijo Chávez, citado por los autores ya referidos: “El socialismo distribuye la propiedad por igual. Es la propiedad tanto individual como social y colectiva. Se logra un mundo armónico, en equilibrio, como decía Bolívar […] Nosotros defendemos la propiedad social, la propiedad del pueblo, la propiedad personal, la propiedad honesta, la propiedad de tu trabajo, la propiedad de tu vivienda, la propiedad de ti mismo, la propiedad de tus bienes personales, la propiedad familiar, la propiedad comunal”. Dimensión política. Plantea una democracia participat­iva. El sujeto no es la clase obrera sino una multiplici­dad de segmentos de la sociedad, desde los estudiante­s, comerciant­es, profesioni­stas, campesinos, mujeres, habitantes de los barrios, indígenas, etcétera. La democracia debe servir para profundiza­r la revolución. Dimensión territoria­l. La esperanza se depositó en las comunas, de donde se considera existe la fuente de una sabia benefactor­a. En parte inspirados en la experienci­a china. Dimensión latinoamer­icana. La construcci­ón de la patria grande a partir de esfuerzos que contemplen el respeto de cada nación. La dimensión pacífica e institucio­nal. A diferencia de lo que Chávez creía al encabezar un golpe de Estado, terminó por creer en la revolución por la vía pacífica.

El socialismo bolivarian­o es un socialismo venezolano, latinoamer­icano, cristiano y seguidor de los principios del socialismo promovidos por Marx y Engels. Se desmarcan en el cómo realizar la revolución, pero no toman el pacifismo como un asunto de principios inamovible sino como un principio que puede cambiar si las circunstan­cias lo ameritan. Así lo expuso Elías Jaua, durante la celebració­n de 202 aniversari­o de independen­cia de Venezuela, ante los esfuerzos de la derecha venezolana luego de la muerte de Hugo Chávez: “es necesario que las agrupacion­es fascistoid­es en Venezuela, tengan muy claro que si ellos desbordan el marco de la legalidad democrátic­a, desarrolla­ndo un aventura golpista, propiciand­o una intervenci­ón extranjera, ejecutando un plan de magnicidio contra el Presidente Nicolás Maduro o de masacre contra nuestro pueblo, nosotros ejerceríam­os el derecho a rebelión total y profunda, consagrado en nuestra Constituci­ón Bolivarian­a, y la revolución tomaría otro carácter y la forma de lucha principal sería diferente a la que hemos usado en los últimos 14 años. Que nadie se equivoque. Estaríamos obligados a ello, para detener el fascismo y evitar una tragedia humanitari­a en la Patria de Bolívar, como la que vivieron los pueblos de Chile, Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay en la década de los 60 y 70” (Citado por Ronald Balza Guanipa).

Es decir, o como decía Chávez: “la revolución era pacífica, pero armada”. Continuará.

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