“Shazam 2”, una película sin fuerza ni furia
Finalmente llegó a la pantalla grande “Shazam 2”: la furia de los dioses, dirigida por David F. Sandberg y protagonizada por el carismático Zachary Levi en su papel del capitán trueno; sin embargo, el resultado de tan esperado estreno es desalentador.
A pesar de tratarse de uno de los proyectos cinematográficos favoritos de los fans de DC, lo único increíble de “Shazam 2” es el combo viral de palomitas promocionado hasta el cansancio por la cadena de cine más grande de América Latina.
Comencemos por el argumento: Billy Batson y sus hermanos adoptivos Freddy, Mary, Pedro, Eugene y Darla, también dotados de superpoderes, se enfrentan a una nueva amenaza.
Todo inicia en la tierra, donde las tres hijas de Atlas: Hespera, Kalypso y Anthea, se encuentran en busca del bastón mágico que Billy rompió al final de la película anterior. Para esto hay que señalar que durante miles de años el mago Shazam, interpretado por Djimon Hounsou, había estado usando el bastón para mantener a los dioses y la magia fuera del reino de los mortales y, ahora que se ha roto, esas amenazas pueden regresar.
Cabe mencionar que el primer acto del filme es bastante débil, pues no es hasta mitad de él que Hespera encuentra un momento para sentarse y explicar sus motivaciones, exponiendo, clara y emocionalmente, lo que está en juego para ella y sus hermanas, así como la razón por la que los héroes aparentemente inocentes son, al menos para estos dioses, los verdaderos villanos.
“Shazam 2” hace un excelente trabajo al recordarnos que los héroes pueden ser infantiles y ridículos; no obstante, el guion cae hasta lo simplista, a tal grado de sentirse genérica y cansando incluso a sus más grandes seguidores.
Eso sí, debe aplaudirse el esfuerzo para hacer notar que al menos los monstruos CGI se ven bien, pero no son convincentes. Con secuencias de peleas generalmente bien logradas, esta cinta alarma del evidente decaimiento del género de superhéroes, ya que la furia de los dioses no logra ni acercarse a lo que fue su primera parte.
Superficial y sin alma, la película en cartelera no resignifica la furia y el corazón del argumento recae únicamente en la familia.