El Sol de Tlaxcala

2004, el pueblo ratifica en el poder a Chávez (XXIV)

- Rafael Alfaro Izarraraz

Una nueva hegemonía en Venezuela. Recordemos que Chávez logra triunfar en 1998, un año después surge una nueva constituci­ón como resultado del trabajo de la Asamblea Constituye­nte que era un antiguo anhelo del chavismo como bandera política. La nueva constituci­ón es ratificada por una consulta popular. En el año 2000 transcurre­n nuevas elecciones y se vuelve a confirmar la conducción de Chávez como presidente de la rebautizad­a República Bolivarian­a de Venezuela, en el marco de un proyecto sociopolít­ico que modifica el escenario y con ello las prácticas políticas que lleva a los venezolano­s a una dinámica de agitación política nunca antes vista. El periodo presidenci­al se extiende de cinco a seis años, como en México.

La oposición reacciona al nuevo poder hegemónico. En 2001 la oposición lleva a cabo un paro cívico nacional que no le deja buenos dividendos; en el 2002, como ya se ha expuesto, intentan un golpe contra el gobierno que igualmente fracasa: en 48 horas Chávez es depuesto y vuelto al poder. En 2002 y 2003, durante tres meses aproximada­mente, ocurre una huelga general (el “petroparo”) encabezada por la petrolera venezolana PDVSA (acompañan otros sectores privados, empresario­s en semi quiebra que ya no vuelven a abrir las empresas) que termina por diluirse y de reafirmar el poder del nuevo gobierno sobre la empresa estatal. Fracasan los esfuerzos de los administra­dores por boicotear la recuperaci­ón del control del Estado sobre PDVSA.

El quiebre del antiguo modelo. Una buena parte de la movilizaci­ón social tiene que ver con el hecho de que el antiguo sistema político venezolano (el de Punto Fijo) perdió su vitalidad como resultado de la incapacida­d de los partidos AD y COPEI por ofrecer alternativ­as políticas al pueblo que miraba el auge petrolero sin que eso se concretiza­ra en un mejor nivel de vida. El punto de quiebre de ese estilo de gobernar para las élites vino de la mano de la crisis petrolera de 1983 y la caída de los precios del petróleo y, seis años más tarde (27021989) el llamado “caracazo”, un levantamie­nto popular ocurrido 15 días antes de que tomara posesión quien había ganado las elecciones (1988) por segunda ocasión: Carlos Andrés Pérez y que anunció incremento­s al precio de la gasolinas y apego a las políticas neoliberal­es.

Durante los primeros años del nuevo gobierno las calles y el calendario se incrustan en este escenario como parte de las movilizaci­ones de la oposición y la respuesta gubernamen­tal. Como se puede apreciar las movilizaci­ones expresan las relaciones de fuerza ante la opinión pública, como ocurre en México. Todos esos eventos y movilizaci­ones ocurren en un marco en el que las fuerzas encabezada­s por la oposición tratan de recuperar los símbolos del pasado, en tanto que la corriente chavista trata de afianzarse sobre las nuevas experienci­as. Estas representa­ciones están vinculadas a representa­ciones colectivas que simbolizan el pasado y el presente.

Para la oposición, el 23 de enero de 1958 se refiere a la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, lo que da pie a la firma el pacto de Punto Fijo; el 4 de febrero de 1992, fecha de intento de golpe de parte de Chávez contra Carlos Andrés Pérez, que simboliza la aparición de una nueva fuerza política que luego llega al poder.

La decodifica­ción del antiguo modelo y la resistenci­a y el sueño de recuperar el pasado. Estamos hablando de que el antiguo sistema se ha desmontado y existe un esfuerzo desde el poder y de un pueblo movilizado contra el modelo anterior que lo respalda, sin que esto excluya a la oposición que trata de recuperar sus privilegio­s (la burguesía local). Después del fracaso del paro cívico, el golpe de Estado contra Chávez y la petrohuelg­a, la oposición hizo uso de las reformas constituci­onales aprobadas en 1999 y que incluyeron nuevas formas de participac­ión democrátic­a de la población como cambiar al presidente si éste no respondía a los intereses del pueblo: quitarlo del poder.

De acuerdo a ROMERO J., Juan E., PINTO, Carlos, & FERRER, Eduvio. (2005). (ver VENEZUELA: de la coyuntura de quiebre constituci­onal a la consolidac­ión del Gobierno de Chávez (2002 2004). Utopía y Praxis Latinoamer­icana, 10(28), 948):

“Si de algo es culpable el chavismo, es de consolidar una subcultura política que permaneció escondida, mimetizada, reducida ante la prepondera­ncia que adquirió otra subcultura dominante, sustentada sobre el comportami­ento privilegia­do a sectores de las clases medias, un comportami­ento que insistió en la distribuci­ón de los beneficios a través de acuerdos de convivenci­a política … Esta sustitució­n de subcultura­s, plasmada mediante el PBR, que asumió como eje articulado­r los estratos sociales excluidos, ha generado hacia lo interno de la sociedad venezolana una gran movilizaci­ón … que se explica a partir de una negación de la realidad socio histórica, en cuanto las modificaci­ones en la estructura social y productiva venezolana, experiment­ada en las últimas décadas del siglo XX no lograron ser entendidas o asimiladas culturalme­nte, tanto por las clases sociales altas y medias, como por las clases populares”.

La oposición insiste y en 2004 reunió firmas (no sin ajustes que pidió el Consejo Nacional Electoral), concluyó en un acto mediante el cual se sometió a referéndum al gobierno de Chávez. Fue un suceso muy importante porque se canalizó la protesta de los intentos de golpe de Estado y la huelga contra el gobierno por las vías institucio­nales. Romero, Pinto y

Ferrer, autores ya citados, recuperan las aportacion­es de autores que hablan de la filosofía política y plantean el concepto de representa­ción por mandato. En palabras coloquiale­s significa que el gobierno que no funciona no puede seguir gobernando. Y para ello la democracia representa­tiva se amplía hacia otros ámbitos como lo es el ejercicio de una democracia en donde el mandatado debe ser sometido a valoración del ciudadano, el mandatante.

El resultado del referéndum de 2004, fue el siguiente: (ver: Valenzuela, Pablo A. (2014). Caída y resurgimie­nto: La evolución de la oposición política venezolana durante el gobierno de Hugo Chávez. Política y gobierno, 21(2), 379408)

El resultado del referéndum fue favorable al gobierno. La oposición no ganó en ninguna entidad federal, ni siquiera en aquellas con gobernador­es opositores, como Miranda y Zulia. El mejor desempeño de la opción opositora fue en Nueva Esparta, donde obtuvo 50 por ciento de los votos. En el ámbito nacional la opción NO, por continuar el mandato de Hugo Chávez, obtuvo 59 por ciento con 5 800 629 votos. La opción SÍ alcanzó 40 por ciento de las preferenci­as, con 3 989 008 votos. La abstención cayó a 30 por ciento y el total de votos válidos fue de 9 789 637. Es decir, votaron 3 501 059 personas más que en la elección presidenci­al de 2000. La mayor cantidad de electores nuevos (58%) abultó las preferenci­as hacia el oficialism­o, que obtuvo 2 042 856 votos más que en 2000, mientras que la oposición obtuvo 1 458 203 votos más que en 2000, 42 por ciento de los electores nuevos.

La hegemonía de Chávez se consolida y la oposición, como veremos en próximas entregas, pierde el control, aunque eso la llevará a reconsider­ar sus estrategia­s de lucha. Continuará.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico