“Cambiar la masculinidad tradicional, tarea urgente”
No existe una masculinidad única, pues los hombres son diferentes en las sociedades, asegura Carlos Lomas, especialista e investigador educativo en España.
Ayudar a los hombres a despojarse del lastre de siglos sobre la masculinidad tradicional y opresivo para encontrar otras maneras de relacionarse y estar alejados del ejercicio del poder y la violencia para acercarse a los afectos, emociones y ética en el cuidado de las personas es una tarea urgente, sostuvo Carlos Lomas, especialista e investigador educativo en España.
En la ponencia virtual “Género y educación” que formó parte del VI Congreso de estudios interdisciplinarios de género en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), el experto aseveró que hombres y mujeres no son productos del azar biológico, más bien son un aprendizaje social que va desde la forma de sus cuerpos, cultura, educación y otros rubros que aprender durante las diversas etapas de la vida.
A partir de esa diferencia ideológica y sexual, aseguró que no existe una masculinidad única, pues los hombres son diferentes en las sociedades, aunque la hegemonía de la masculinidad violenta y patriarcal sigue vigente. Reveló que la versión dominante de la identidad masculina que es violenta, misógina, tránsfoba y homófoba, no es una esencia inmutable e inevitable, más bien se trata de una ideología de poder y agresión contra mujeres y hombres no dominantes que justifican por su papel de hombres y el disfrute de beneficios simbólicos y materiales, lo cual resulta de una cultura del patriarcado.
Por lo tanto, mencionó que la identidad masculina en todas sus vertientes es aprendida, por ello se puede cambiar, pues deriva de un aprendizaje cultural y es posible desaprenderse debido a que están históricamente y socialmente constituidas y sujetas a las injusticias de la cultura patriarcal, pero también abiertas a las utopías del cambio y la igualdad y equidad entre mujeres y hombres.
COSTOS DE SER VARÓN
El ponente reconoció que los hombres tienen beneficios simbólicos y materiales solo por nacer varones, lo cual pone en desventaja a las mujeres, pero la masculinidad tradicional también implica costos y prejuicios en la vida de varones.
Algunos de ellos son del rubro penitenciaria, pues hasta el 90 % de las personas privadas de su libertad es hombre; otro aspecto es el sanitario porque la esperanza de vida es menor en este género por sus hábitos y descuidos del cuerpo y salud; costos educativos debido a que el fracaso escolar es mayor en varones.
Otros son asociados a conductas de riesgo, como el consumo de alcohol y drogas; los de sexualidad relacionados a una sexualidad insatisfactoria, basada en la cantidad y comparación; de violencia que implican las agresiones físicas, ya sea ejercidas o sufrirlas.
Otros son los asociados a los mandatos tradicionales de liderazgo, éxito, competencia, individualismo, entre otros; además de los costes de ocultación de los afectos y sentimientos que conducen a los varones a relaciones afectivas insatisfactorias, paternidad distanciada y analfabetismo emocional.