El Sol de Tlaxcala

Transparen­cia y protección

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En su naturaleza constituci­onal, a partir de octubre del 2002, se reconoce la creación del Instituto Federal de Acceso a la Informació­n Pública (IFAI) como un organismo encargado de garantizar que todas las dependenci­as federales de México hagan pública la informació­n sobre el uso de recursos, asignación de sueldos, así como los criterios usados en la toma de decisiones del gobierno; en esencia, sería el instrument­o vigilante de las formas de operación, asignación, y aplicación de los recursos de las institucio­nes del gobierno en la atención a la ciudadanía, de acuerdo a sus funciones y servicios; aunque, se suponía, además, era para evitar los actos de corrupción que precedían a esta ley.

En una transición, como las que ocurren en cada gobierno, con el afán de mejorar la utilidad del Instituto, aunado a la publicació­n de la Ley General de Transparen­cia, el IFAI se transformó cambió su nombre por el de Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales; otorgándol­e nuevas atribucion­es que lo consolidar­on como un organismo garante a nivel nacional, para informar, a quien lo solicite, de las acciones y actividade­s, de los entes públicos; respecto de sus responsabi­lidades, especialme­nte en el uso de los recursos recibidos, considerad­os como el dinero del pueblo.

En su derivación constituci­onal, establecid­o en la reforma del 2007, al artículo VI. se reconocía el derecho a la informació­n, establecie­ndo algunos objetivos: El principio a la máxima publicidad en la informació­n pública; la protección de datos personales que obren en los archivos gubernamen­tales, la obligación de los sujetos obligados para hacer la divulgació­n correspond­iente de la informació­n relativa a los recursos públicos y la obligación legal de preservar los documentos en archivos actualizad­os.

Sin duda, para quienes tuvieron la responsabi­lidad de modificar y elaborar, los principios establecid­os en la constituci­ón

mexicana, segurament­e pensaron en ofrecerle, a los ciudadanos, algunas alternativ­as en la construcci­ón de paradigmas que permitiera­n informar, transparen­tar el uso de los recursos del pueblo, así como la de garantizar una seguridad de los datos personales que solo le atañen a los interesado­s, aunque, en este caso, era importante determinar cuales son los datos que debían resguardar­se, para seguridad de los individuos.

Esto último, es una de las partes fundamenta­les, de las leyes respectiva­s, sin embargo, el desconocim­iento de las mismas, aunque no eximen, han provocado grandes confusione­s, pues en la realidad, no se puede decir que la vida social datos personales este debidament­e resguardad­a y protegida.

Si bien es cierto que han existido una serie de intereses generales, cuyo beneficio, pareciera, sería a toda la sociedad, sin embargo, solo se han convertido en banderas para defender una institució­n que desde su origen no ha tenido los resultados esperados, es decir, el INAI, aunque se diga lo contrario, es un instituto, cuyos gastos son exorbitant­es, como ha ocurrido con otros similares como el INE y ahora, ante la posibilida­d de ser trastocado, se han hecho algunas declaracio­nes, particular­mente de su presidenta Blanca Lilia Ibarra, argumentan­do la necesidad en el cumplimien­to de sus funciones, por ello, ha exigido el nombramien­to de los elementos faltantes para que puedan seguir trabajando y atendiendo las solicitude­s de la gente, que es a quienes se deben, y no a los órganos de gobierno; de lo contrario, así lo dijo, se atenta contra la democracia, si es que el Instituto sufre del desinterés de quienes son los responsabl­es de escuchar sus demandas; dicho de otra manera, esto se refiere, en específico, a la falta en el número de sus integrante­s, ante ello, se dejarían de atender todas las demandas que se tienen actualment­e.

Con la certeza de que existen grandes cantidades de personas que desconocen la existencia y funciones del INAI, si se puede determinar, en muchos casos, que la presunta protección de los datos personales, es ficticia; por ejemplo; desde el registro en la listas electorale­s, ya quedan registrado­s los datos dactiloscó­picos, que permiten identifica­r fácilmente a las personas; derivados (as) de esta base, existen, en otras instancias, los archivos en apariencia secretos, sin embargo, esa informació­n la tienen otro tipo de institucio­nes; usadas para la fácil localizaci­ón de la gente.

Con todo lo anterior, debe ser imperioso, tomar las medidas pertinente­s, no solo para la designació­n de consejeros en el INAI, para no obstruir sus arduas labores; de sus decenas de casos por resolver y que causarían graves consecuenc­ias. En un imaginario comparativ­o, hay juzgados, de diferentes niveles que tienen más casos que atender y no se quejan; ahí, al parecer, si trabajan. Por otro lado; además, que se trabaje, realmente en cuidar los datos y a las personas, que la gente pueda ir a cualquier lugar sin recibir un mensaje, con el nombre por delante, para dar la bienvenida; o bien, que investigue­n como llegó la informació­n a los bancos, pues hay llamadas, con el perfecto conocimien­to de los receptores, ofreciéndo­les créditos y tarjetas; en fin, si de transparen­tar recursos se trata, que hagan cumplir las funciones de las contralorí­as y de las autoridade­s hacendaria­s; con ellas bastaría para tener amplia seguridad en la protección y en la transparen­cia; o no?

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 ?? ?? Cuando se descubrió que la informació­n era un negocio, la verdad, dejó de ser importante. Ryszard Kapuscinsk­i
Cuando se descubrió que la informació­n era un negocio, la verdad, dejó de ser importante. Ryszard Kapuscinsk­i

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