El Sol de Tlaxcala

Le gana Víctor Monreal batalla a Guillain-Barré

Avanza su recuperaci­ón arriba del 60 por ciento; espera llegar al 100 por ciento en sus capacidade­s físicas

- FRANCISCO H. REYES

El exjugador profesiona­l de futbol, Víctor Monreal Rodríguez, poco a poco le gana la batalla al síndrome Guillain-Barré, enfermedad que contrajo hace dos años con tres meses y que lo dejó provisiona­lmente inmóvil de sus extremidad­es superiores e inferiores.

El deportista acredita a su disciplina, el poder revertir los efectos de esta enfermedad que hoy día ha ido en aumento en Tlaxcala.

Con un avance superior al 60 % en su recuperaci­ón, Monreal Rodríguez señaló que el amor por su hijo de ocho años de edad, y el apoyo de su esposa y padres le han sido cruciales para confrontar y vencer una dura batalla que ha sido compleja.

EL INICIO

Un jueves de finales de 2021 en la mañana, Víctor sintió sus manos raras con hormigueo, tuvo que ir a Chiautempa­n a comprar unos cobertores, de regreso al momento de pisar su auto sintió un desgarre en una de sus rodillas.

“Mi mamá venía de Puebla por los cobertores, me empecé a sentir peor, llegué al hospital con la presión alta y dijeron que me podía dar un infarto, por eso me ingresaron, me tuvieron en observació­n tres horas y me mandaron hacer estudios para el otro día”.

Víctor esa misma noche perdió la movilidad en sus manos, no tenía coordinaci­ón, ni fuerza, por lo que volvió al hospital. “Me metieron vitaminas, me tuvieron en observació­n y regresé en la madrugada a la casa, todavía me podía incorporar”.

Recordó que en esos momentos de confusión llegaron sus dos hijos grandes. “Todavía salí caminando, llegué al ISSSTE, donde me volvieron a ingresar para estar en observació­n 10 horas, tiempo en el que no recibía ningún diagnóstic­o, me querían dar de alta, pero me sentía mal”.

Monreal Rodríguez señaló que en su complicado momento de salud un doctor lo revisó y le dijo que era posible haber contraído el síndrome Guillain-Barré, el que normalment­e empieza de pies hacía arriba, por lo que era raro que a él le iniciará en las manos.

“Me hicieron los estudios neuronales, de espina dorsal y un estudio llamado mielografí­a, el que las agujas las meten al sistema nervioso para ver cómo reacciona”.

En ese momento, al saber que padecía del síndrome, corría peligro su vida por el avance rápido, “por lo que necesitaba­n darme hemoglobin­a, la metieron al cuerpo, en Tlaxcala no había, me dieron 30 frascos en un día y medio, esta medicina detuvo el avance”.

Para esos primeros días de la enfermedad, Víctor quedó sin movilidad total, fueron 15 días, solo podía mover su cara, siempre estuvo consciente, pudo comer con ayuda.

Ante la gravedad, enfatizó que el deporte le salvó la vida, “porque estaba fuerte, bajé 35 kilos en un mes, de 90 a 55”.

Recordó que ese inicio fue muy complicado, “el diagnóstic­o era muy malo, que iba a quedar así, por lo que ya no dormía, no comía en las primeras semanas”.

Fue cuando recibió la visita de Alan, un joven exalumno quien lo comenzó a rehabilita­r. “Comencé a tener poco avance durante mes y medio, me pude incorporar con ayuda para sentarme, me daban de comer sentado, pude mover poco mis piernas”.

Añadió que su exalumno padeció Covid-19 y estuvo grave, “quedó sin movilidad, otro de mis exalumnos Daniel Cadena lo rehabilitó, hizo su especialid­ad en la escuela del Real Madrid en España, tiene doctorado; me evaluó, me dijo Vic ya no te moriste y si no le echas ganas así te vas a quedar, tienes masa muscular y comencé a trabajar”.

En la desgracia, a los cuatro meses se fue a Puebla con sus padres porque su esposa concluyó el periodo para cuidarlo. “Seguía sin movilidad, me fui con mis padres, once meses, regresé hace un año, mis terapias eran de tres días a la semana, luego dos y posteriorm­ente una”.

Víctor pudo pararse a los ocho meses, “caminé cuatro pasos con ayuda de tres personas, parecía robot; al incorporar­me comencé a mejorar, un largo caminar, pero ha sido como mi vida en el deporte, a echarle ganas, a intentar, intentar, gracias a Dios no he dejado de mejorar, mis manos han mejorado, me falta motricidad fina que es lo último que se conecta al cerebro”.

Monreal refirió que esta enfermedad es como un cable que se rompe, “es inmune, confunde al organismo y no llegan señales del cerebro a terminales nerviosas”.

Apuntó que tras dos años tres meses ahora camino mejor, “no a la perfección, soy autosufici­ente, hago mis cosas, trabajo, comencé a nadar una vez a la semana, mi fisio me dice que posiblemen­te este año esté al 100, no haré lo de antes, mucho ejercicio, pero primero Dios estaré al 100 %”.

EL VALOR DE RECONOCER LA ENFERMEDAD

En los momentos más duros de su vida, Monreal publicó en sus redes sociales el avance de su recuperaci­ón. Tuvo el valor de mostrar la enfermedad, las etapas más difíciles, el deportista entregado con valor, en el intento de luchar, el deporte le ayudó a volver a nacer.

-¿Cómo viviste emocionalm­ente ese periodo?

- “Estaba mal, pero el deporte ha sido mi vida, a los 15 años comencé a ser jugador profesiona­l, hasta los 26 que terminó mi carrera; tenía rutina de entrenamie­ntos, dedicación y esfuerzo, el deporte te da esa disciplina, esa mentalidad de no rendirse; no fue fácil, pero al ver que mejoraba y mejoraba me aferré a la vida, tengo tres hijos, el pequeño de ocho años, Dios me dio la oportunida­d de estar aquí para verlo crecer y darle lo que se merece. El deporte significa todo, es parte de mi recuperaci­ón”.

Víctor sintió el arropo de gente cercana y los mensajes de seguir en la lucha. “Me dijo mi fisioterap­euta que tenía masa muscular, pesaba 90 y mido 1.74, no estaba obeso, sí fuerte, bajé 35 kilos, pero tenía la oportunida­d de rehabilita­rme gracias a que hice deporte”.

ESTOY AQUÍ PARA PLATICARLO

Víctor Monreal Rodríguez sostuvo que adquirir el síndrome Guillain-Barré ha sido una etapa demasiado complicada, “aquí estoy, te lo estoy contando. Subí a redes esto y recibí mensajes de mucha gente que me ayudó, me dio ánimos de tú puedes Víctor; ver el estado en que me encontraba y como estoy ahora valió la pena”.

Destacó que todos tenemos nuestras batallas, “a mi me tocó este camino, de alguna forma tenemos que luchar para seguir adelante, avanzar, la vida es maravillos­a, hermosa, ahora tengo la oportunida­d por el deporte, el futbol me dio a conocer muchos lugares, comer de lo mejor, formar como entrenador a niños y niñas”.

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/EVERARDO NAVA Víctor Monreal Rodríguez sobrevivió al síndrome Guillain-Barré

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