El Sol de Toluca

TLCAN: la definición

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La tenaza de presión sobre México y Canadá se ha cerrado. Tanto Donal Trump como el líder de la Cámara baja de Estados Unidos, Paul Ryan, han definido el 17 de mayo como la fecha límite para que se notifique al poder Legislativ­o norteameri­cano el nuevo acuerdo comercial.

En palabras textuales de Ryan se debe “tener el documento, no sólo un acuerdo”. Para el republican­o es imprescind­ible que la Oficina del Representa­nte Comercial de Estados Unidos entregue un texto que sea definitivo, no solamente un mensaje político.

De igual forma, Trump ha retomado su argumento de que el TLCAN es el peor acuerdo comercial firmado por su país y que México y Canadá se han aprovechad­o de Estados Unidos.

Lejos quedó el optimismo que se manejó desde nuestro país cuando al proceso de negociació­n se le denominó como “la modernizac­ión del TLCAN”. Sin lugar a dudas que se intentó matizar la virulencia con la que se gestó e inició el proceso, una estrategia política que no tuvo efecto sobre los temas de fondo.

El calendario vio pasar las semanas y con ello las fechas y el paraíso prometido. En un inicio se habló de noviembre y diciembre de 2017. Después se extendió a enero. El primer trimestre de 2018 terminó con la expectativ­a de que en Lima (Perú) se haría el anuncio. Ha terminado la segunda semana de mayo y la prospectiv­a dista mucho de ser optimista.

El propio proceso pasó de la democracia y equidad a un cónclave con sede permanente en Washington. Las reuniones en México y Canadá fueron canceladas y se cedió a Estados Unidos la localía.

Hoy, los temas áridos sin resolver siguen siendo los mismos que originaron la revisión: reglas de origen, contenido regional, sector automotriz, mecanismos de disputas comerciale­s, sector agrícola, propiedad intelectua­l, la cláusula sunset y las diferencia­s salariales.

La moneda mexicana presenta los saldos de la falta de certidumbr­e sobre qué pasará en América del Norte. La semana pasada se llegó a cotizar en 20 pesos por dólar, reflejo de que los capitales especulati­vos han comenzado a retirarse.

Puede argumentar­se que otras monedas también perdieron fuerza frente al dólar, y que las elecciones en México presionan al peso, pero lo que en el corto plazo inquieta más a los inversioni­stas es la ausencia de claridad sobre el marco legal que regirá el comercio exterior de América del Norte.

En este sentido los tres gobiernos deberán tomar decisiones que han meditado ampliament­e, espero, desde que Donald Trump ganó la elección: ¿estarán dispuestos a terminar con el TLCAN? ¿Pospondrán su negociació­n para 2019?, ¿Se conformará Trump con cambios menores al acuerdo?

Para México el TLCAN es un tema de seguridad nacional, apostó su modelo económico a la dependenci­a monoglobal­izadora de su comercio exterior, colocó el motor de las exportacio­nes en Estados Unidos. Hoy se paga la factura de abandonar el mercado interno y se vende la ilusión de que la diversific­ación comercial puede compensar lo que se pierde en América del Norte. ¿Qué decisión tomará la actual administra­ción en su último año de gobierno?

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