EL CASO DE ARELI LIZBETH
Ayer familiares de la estudiante de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Areli Lizbeth, aseguraron que su familiar no presentaba signos de depresión o padecimientos similares.
La alumna de la Facultad de Humanidades fue encontrada muerta en el Parque Sierra Morelos de Toluca. De acuerdo con los reportes de la Fiscalía Genera de Justicia de la entidad en el sitio fue encontrada una arma de fuego.
También se reporta que existió un mensaje póstumo, con lo cual la línea de investigación apuntaría hacia un suicidio, versión que ya han conocido y enunciado autoridades de la UAEM.
Sin embargo, queda la duda ante la inconformidad de los propios familiares de Areli Lizbeth, quienes la recuerdan como una maestra de preescolar que combinaba sus labores docentes con el estudio de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Humanidades.
Desde que fue reportada la muerte de la joven universitaria, al interior de la UAEM creció la condena y protesta por el incremento en la violencia contra las mujeres, pues de haber sido un asesinato, se suma a otros casos donde estudiantes han sido víctimas de la delincuencia organizada.
Sin embargo, la versión del suicidio aligeraría la presión social, al no estar relacionado con el clima de inseguridad pública e impunidad que permea en todos los estratos de la sociedad.
Al margen de las distintas posturas que marcan el caso de la estudiante de la Facultad de Humanidades es pertinente que las investigaciones sean realizadas con el acompañamiento y respaldo hacia la familia de la joven, con el fin de no causar una doble revictimización entre sus deudos.
Una investigación ministerial debe garantizar en todo momento el respeto a la dignidad de la víctima, por lo cual es necesario agotar todas las líneas de investigación antes de adelantar hipótesis que no esclarecen los hechos. *