LA UTILIDAD DE LOS DEBATES
En tiempos de campañas electorales, resultan atractivos los debates entre candidatos, pues representan un ejercicio para contrastar estilos, actitudes, ideas, programas y estrategias.
Sin embargo, a la luz de los tres debates presidenciales registrados en las últimas semanas, así como de ejercicios similares replicados en comicios locales, es urgente su modificación para garantizar una eficaz exposición de propuestas, sustentadas en la explicación de cómo hacerlas realidad.
Los debates presidenciales han sido cuestionados porque los candidatos no detallaron programas o proyectos de nación, lo cual también obedece a una inercia de la clase política.
Y si a nivel de la elección presidencial resultan preocupantes las carencias de los contendientes, el panorama se agrava en las elecciones locales, donde es menor la preparación de los aspirantes.
El Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) reporta que durante las campañas para elegir a los 125 alcaldes y 75 diputados locales, han recibido unas 50 solicitudes para organizar y celebrar debates entre los candidatos.
De esa cantidad fueron cancelados 16 ante el desinterés del resto de los contendientes para debatir.
No obstante, el reto en los debates que finalmente se realicen no es su simple organización o la participación de la ciudadanía, sino garantizar un formato donde no sean escenarios para la propuesta vacía o las ocurrencias de políticos.
La apuesta debe apuntar a la explicación de los modelos de gobierno, a la descripción de los procesos o mecanismos para alcanzar políticas públicas exitosas y a la definición de costos y presupuestos para alcanzar las metas.
Ese es el reto, pues de lo contrario los debates serán meros ejercicios de legitimación de una clase política acostumbrada a no explicar su forma de gobernar. Algo muy frecuente en estas tierras. *