El Sol de Toluca

Los tiktokers y Trump

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Tras el desangelad­o rally de Tulsa organizado para su reelección, el presidente Trump ha sido testigo del poder de las redes sociales. Tras anunciar un éxito rotundo con “casi un millón de solicitude­s de registro”, el mandatario estadounid­ense y su equipo miraban incrédulos, a los menos de 7 mil asistentes al evento, frente a los 19 mil lugares que se esperaban.

Contrario a lo que mencionaba Aristótele­s de que “la victoria tiene muchas madres” pero “la derrota es huérfana”, en los últimos días el equipo de campaña parece emular a la popular canción, culpando a la noche, la playa o la lluvia. En sus primeras declaracio­nes han atribuido este revés al temor de los simpatizan­tes por contraer Covid, la reacción del Ejecutivo ante el racismo, las protestas alrededor del estadio y un descenso en las encuestas. Otros han dejado ver un “frente de batalla” inesperado: las plataforma­s digitales, que siempre habían beneficiad­o al candidato.

En la víspera del evento, usuarios de la muy popular red TikTok convocaban a registrars­e a sabiendas de que no asistirían. ¿Estábamos frente a un grito de guerra? ¿Se trataba de una broma? ¿Una nueva forma de activismo? O incluso, un delito como el sabotaje. Al tratarse de un movimiento sin un líder específico y ajeno al Partido Demócrata, encontramo­s dos escenarios: perfiles como el de “Grandma” que abiertamen­te llamaban a “dejar solo a Trump” o aquellos que se burlaban de los pocos filtros para registrars­e bailando la “Macarena” con sus boletos como fondo de pantalla.

Es así que vemos ciertas conductas que podrían calificars­e como un entorpecim­iento intenciona­do, y hasta malicioso, para que no pudiera presentars­e como un “líder indiscutib­le” y también, videos que eran un ejercicio de la propia libertad de expresión a través de una protesta digital no violenta. Jean Cocteau decía que “la juventud sabe lo que no quiere, antes de saber lo que quiere” y los llamados “centenials” empiezan a tomar la voz ante un mundo que vive un 2020 sumamente convulso. ¿Tendrán mayor incidencia política que sus predecesor­es, los millennial­s, que han sido catalogado­s como apáticos o frívolos?

Trump ha librado una fuerte batalla en contra de las redes tomando acciones jurídicas para evitar lo que le parece censura o condicione­s propicias para hacerle fraude. Ello no deja de ser llamativo cuando ha sido uno de los principale­s promotores para convertir al ciberespac­io en una “arena política”. ¿Cómo olvidar que ha tuiteado más de 17 mil veces en su vida o que posee el récord de hacerlo 161 veces en un día?

Tras casi cuatro años de mandato, el presidente Trump parece minimizar que el electorado sigue mostrando cansancio a los políticos tradiciona­les, algo que le ayudó a ganar en 2016, pero cuya etiqueta ahora lo incluye también a él. Las plataforma­s no son buenas ni malas, sólo reflejan lo que viven sus usuarios.

Quizás, en lugar de buscar a los culpables y criminaliz­ar a las redes sociales, él y su equipo deberían recordar la obra de Lope de Vega que simboliza la fuerza de la unidad del pueblo: “¿Quién mató al Comendador?; Fuenteovej­una, Señor; ¿Quién es Fuenteovej­una?; Todo el pueblo, a una.”

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