El Sol de Toluca

HRISTO STOICHKOV Y EL BARCELONA EL AMOR COLORES

La leyenda del futbol de Bulgaria, se convirtió en un ídolo azulgrana por su entrega y clase dentro del campo, donde terminó por ganarlo todo

- POR LOS JOSÉ ÁNGEL RUEDA/ESTO

EL DELANTERO tuvo dos etapas con el Fútbol Club Barcelona, la primera de 1990 a 1995, y la segunda de 1996 hasta 1998

Hristo Stoichkov daba la idea de estar siempre cuando se le necesitara. Había dos facetas que el delantero búlgaro sabía cumplir a la perfección. La primera estaba en la cancha. Cuando el balón atravesaba el área y parecía condenado a perderse por la línea lateral, llegaba Stoichkov desde la izquierda para mandar el balón al fondo. Lo mismo pasaba cuando se internaba en el área, como un nueve puro que define al toque, o si la jugada lo ameritaba, era capaz de conducir a velocidad varios metros hasta definir con una zurda más sutil que embravecid­a.

La segunda tenía que ver con la fuerza de su espíritu. Stoichkov jugó siete temporadas en el Barcelona, tiempo suficiente para desarrolla­r eso a lo que le llaman “el amor por los colores”. Identifica­do como pocos con la identidad catalana, el jugador solía encender los ánimos de los aficionado­s con sus declaracio­nes. Cuando el búlgaro anotaba, corría hacia la grada con el puño en alto, la afición respondía con el aplauso que se brinda al jugador comprometi­do.

“Estar en el Barcelona es algo importante para nosotros, como futbolista­s y como personas, algo que siempre sueñas cuando niño, que algún día puedes estar ahí. Una vez estando, ya sabes que eres jugador de Barcelona, ya sabes que estás en Cataluña, la gente, el cariño que hay. Barcelona es mucho más que un equipo, es mucho más que un jugador, porque es una masa social, y eso no hay dinero que lo pueda comprar. Tú tienes que saber valorar todo lo que significa Barcelona, yo lo siento muy dentro, muy profundo, porque jamás olvidaré mis pasos. Estoy en deuda con Barcelona, porque todo lo que me ha dado yo no lo puedo devolver, poco a poco intento hacerlo de la mejor manera”, cuenta Stoichkov.

El goleador búlgaro llegó al Barcelona por la expresa petición de Johan Cruyff. Eran los albores de la década de los noventa. El técnico holandés, mientras dirigía la práctica sentado en un balón, ya imaginaba lo que podía hacer Stoichkov dentro de un equipo que al final terminó por ganarlo todo, con la primera Copa de Europa como la madre de todas las victorias.

“Con la llegada de Johan Cruyff en el año 1988, se comienzan a construir algunas cosas con sus ideas, pero ojo, Barcelona tiene una historia muy grande, antes del míster. Claro, cuando ya empiezas a poner las primeras piedras en el futbol base. Este equipo terminó de construirs­e cuando llegó el míster, el Dream Team, con jugadores nacionales y tres extranjero­s que eran su arma letal. Ronald Koeman, Michael Laudrup y yo. Éramos tres extranjero­s, era mucho más fácil que nosotros nos adaptáramo­s a este grupo, un grupo maravillos­o, porque la primera Copa de Europa siempre será la primera Copa de Europa, las cuatro Ligas siempre serán cuatro Ligas, rompiendo el hielo de los merengues”.

Al Barcelona de Cruyff se le recuerda por sus formas, aunque los resultados no estuvieron alejados del brillo de su juego. Entre otras cosas, el equipo de los sueños logró imponer su dominio sobre el Real Madrid, el rival político y deportivo por decreto.

“Muchos años el Real Madrid ganaba la Liga, y ganaba títulos, llega este momento que se rompe el hielo. Pensamos, ellos tienen algo que nosotros no tenemos, y ahí es donde nosotros les demostramo­s que éramos mejores que ellos.

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Stoichkov en un partido del Barcelona vs Real Betis en 1997
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El cariño del exdelanter­o al Barça crece con los años

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