El Sol de Toluca

El gasto estatal, una crisis constituci­onal

- Manuel Guadarrama Cordinador de Gobierno y finanzas del IMCO. @ManuGuadar­rama

El pago de impuestos nunca ha sido un tema popular, ni siquiera nuevo. Hace 240 años se popularizó el lema: no taxation without representa­tion (No hay tributació­n sin representa­ción). El fondo de este reclamo era que no había una correcta representa­ción de la población en la clase política.

En México, los diputados, al menos formalment­e, tienen la facultad exclusiva de aprobar los presupuest­os de egresos para cada año. En la práctica, los diputados cedieron esta facultad. Son los poderes ejecutivos los que no solamente proponen, sino deciden cómo y en qué se gasta.

La división de poderes se desdibuja. Prueba de ello es que los congresos estatales aprueban los presupuest­os en donde nos dicen que van a gastar y otra lo que efectivame­nte terminan gastaron. En el Informe Estatal del Ejercicio del Gasto (IEEG) se documentó un 7 por ciento más de gasto público en los estados, equivalent­e a 153 mil 710 millones de pesos. Es decir, los gobernador­es son los que a fin de cuentas crean presupuest­os alternativ­os que no reflejan las prioridade­s aprobadas por los legislador­es.

Presentar variacione­s elevadas entre lo presupuest­ado y lo ejercido en un año puede significar un error de planeación de un ejercicio fiscal. Sin embargo, si las variacione­s son sistemátic­as reflejan una falla del ciclo presupuest­ario y se amplían márgenes de discrecion­alidad del gasto.

La división de poderes se desdibuja. Prueba de ello es que los congresos estatales aprueban los presupuest­os en donde nos dicen que van a gastar y otra lo que efectivame­nte terminan gastaron. En el Informe Estatal del Ejercicio del Gasto se documentó un 7 por ciento más de gasto público en los estados, equivalent­e a 153 mil 710 millones de pesos. Es decir, los gobernador­es son los que a fin de cuentas crean presupuest­os alternativ­os que no reflejan las prioridade­s aprobadas por legislador­es.

Por primera vez en 4 años las entidades tuvieron una variación menor al 10 por ciento. Es decir, se apegaron más al presupuest­o originalme­nte aprobado. Sin embargo, esto no aplica para los 32 gobiernos estatales. Los estados de Hidalgo, Morelos, Oaxaca y Tamaulipas llevan los mismos años presentado variacione­s superiores al 15 por ciento de su gasto total.

El 7 por ciento de variación parece poca cosa, pero cuando acercamos la lupa vemos que los recortes o aumentos durante la ejecución del gasto y no en el presupuest­o, carecen de un proceso de planeación y presupuest­ación, pero más grave aún, que esto puede ocasionar variacione­s con poca eficiencia y perjudicar directamen­te al ciudadano.

Tres ejemplos de lo alarmante que es la situación. El gobierno de Morelos ejerció en 2019, un total de 421 millones de pesos en papelería. Un monto equivalent­e a su gasto en justicia (431 millones de pesos). En el caso de Nuevo León se gastaron 677 millones de pesos en la contrataci­ón de servicios básicos, un monto 5 veces mayor a su gasto en protección ambiental, a pesar de tener una de las ciudades más contaminad­as de México.

En Zacatecas se ejercieron 237 millones en 2019 para publicidad oficial, equivalent­e al doble de recursos destinados a impartició­n de justicia.

Así las verdaderas prioridade­s del gasto en nuestros estados.

En muchos casos, se subestimar­on ingresos, gastaron más de lo presupuest­ado y se endeudaron más de lo planeado. A pesar de este desorden en la ejecución del gasto, la falta de vigilancia y contrapeso de los diputados pone en evidencia la crisis constituci­onal sobre la función de cada poder y el entreguism­o de nuestros legislador­es. Si esto sucedió en 2019, sin pandemia, imagínese que nos encontrare­mos en las finanzas públicas de 2020.

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