Ratas de laboratorio
Despectivamente, algunas personas así les dicen (o decían) a los químicos, a quienes se les dedicó una fecha en el calendario para festejarlos. Precisamente esa fecha es el primero de diciembre, pero como coincide con otras celebraciones y con el aniversario del trabajo presidencial, a la mayoría de ciudadanos se les ha olvidado que el 1 de diciembre es día del químico.
Afines de los años cincuenta del siglo pasado los estudiantes de la carrera de químico fármaco biólogo estrenaron los magníficos laboratorios de la Facultad de Química en la Ciudad Universitaria. Antes los estudiantes tenían que acudir hasta Tacuba en el DF. En cada uno de esos laboratorios eran 2, el A y el B, cabían un poco más de 100 alumnos (bueno, de la carrera de QFB, la mayoría éramos mujeres).
Una de las pruebas que se aprendía en esos laboratorios era la de diagnosticar si la mujer estaba embarazada, y se realizaba con conejos, pero tenían que ser conejas “vírgenes”, es decir que ni siquiera supieran que existían los conejos machos, menos verlos y desde luego menos acercarse a ellos. Para eso en Xochimilco había un proveedor que conociendo las características especiales, tenía verdaderamente enclaustradas a las conejas desde su nacimiento y muy lejos del olor de algún conejo.
Para llevarlas al laboratorio desde su
claustro, se subían a la cajuela de un vehículo envueltas en un costal, vigilando algún alumno su pulcro traslado. La prueba consistía en inyectarle a la coneja orín de la mujer presunta embarazada, de inmediato las hormonas de la coneja hacían que sus ovarios se inflamaran y enrojecieran, (para verlo era necesario sacrificar a la coneja), eso significaba que era positivo el resultado y la mujer estaba embarazada.
Ahora (sólo unos pocos años después), las pruebas de embarazo se realizan fácilmente en casa, sólo las más complicadas, en laboratorios. Ahora en los laboratorios se utilizan medios digitales, computadoras que al instante entregan resultados de los análisis.
Sirva este recuerdo como sencillo homenaje a los químicos en su día, no sólo a los QFB, sino a todos los químicos, especialmente a los que ahora también están arriesgando su vida atendiendo a enfermos de Covid 19.