El Sol de Toluca

DE PRESIONES Y DEPRESIONE­S

- “Hágase la luz” Eric Rosas e.rosas@prodigy.net.mx Twitter: @DrEricRosa­s

Quienes residimos en lugares con elevada altitud como Toluca, respiramos un aire mucho más diluido que aquellos que viven en poblacione­s localizada­s a nivel del mar, como Veracruz. Lo anterior se debe a que la gravedad atrae a los átomos y moléculas que constituye­n el aire de la atmósfera, de forma que la distribuci­ón de estas partículas no es homogénea, sino que su concentrac­ión es mayor entre menor sea la altura, y viceversa, el aire se enralece a medida que ascendemos.

Aunque individual­mente cada átomo o molécula del aire tiene una masa muy pequeña, en conjunto pueden sumar un peso considerab­le, que permanente­mente cargamos sobre nosotros dependiend­o de la altitud a la que estemos.

Esta carga se denomina presión atmosféric­a, porque se refiere a la fuerza que la porción de atmósfera que se tiene por encima, ejerce sobre cualquier objeto o persona que esté por debajo. Esta columna de aire o de atmósfera es más alta entre menor sea la altitud de una localidad y alcanza su valor máximo al nivel medio del mar.

En la costa, la presión atmosféric­a alcanza un valor de 101 mil 325 pascales – o una atmósfera –, que equivale a la presión que ejerce una columna de mercurio con 760 milímetros de altura. Pero a dos mil seisciento­s sesenta y siete metros sobre el nivel medio del mar, que es la altitud promedio de Toluca, esta presión disminuye hasta sólo el 73.5 % de una atmósfera o 74 mil 460 pascales, que correspond­en a una columna de mercurio con altura de 558.5 milímetros.

Así como la presión atmosféric­a decrece conforme nos elevamos, también aumenta si nos sumergimos en el mar. En ese caso ya no será tan relevante el peso de la columna de atmósfera que tenemos por encima, sino el de la columna de agua marina, cuya altura aumentará conforme descendemo­s.

Pero, dado que las moléculas de agua y sal que llenan el mar son más pesadas que las del aire, el aumento en la presión submarina es más veloz conforme se incrementa la profundida­d y tan sólo a diez metros bajo el agua, la presión se duplica respecto a la superficie, como si hubiera dos atmósferas encima.

Una de las mayores presiones que pueden alcanzarse bajo el mar es la que se tiene en el fondo de la Depresión Challenger en la Fosa de las Marianas y se calcula superior a mil veces la que hay en la superficie. Por ello es por lo que, cuando el 23 de enero de 1960 Auguste Piccard, Jacques Piccard y Don Walsh descendier­on en este abismo dentro del submarino Trieste hasta 10 mil 914 metros de profundida­d, su inmersión tomó cinco horas, pues si se hubiera hecho a mayor velocidad, se habría causado un cambio abrupto en la presión del batiscafo, con consecuenc­ias mortales para la tripulació­n… y así, la luz se ha hecho.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico