El Sol de Toluca

INE, árbitro electoral

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A la memoria de Ignacio Pichardo Pagaza.

El Instituto Nacional Electoral (INE) es el árbitro de los procesos electorale­s y como todo árbitro, su actuación no es bien vista por los contendien­tes, quienes en todo momento deben someterse a las decisiones de este instituto.

El INE es la autoridad única y por tanto debe vigilar el ejercicio del derecho de los partidos políticos, en todo tiempo tiene la obligación de actuar bajo los principios rectores de certeza, legalidad, independen­cia, imparciali­dad, máxima publicidad y objetivida­d; por tanto, es un organismo público autónomo, dotado de personalid­ad jurídica y patrimonio propios.

Antecedent­e inmediato del INE es el organismo denominado Instituto Federal Electoral (IFE), el cual surgió en 1990 como resultado de las reformas realizadas a la Constituci­ón y a la normativid­ad electoral, con el fin de contar con una institució­n imparcial, teniendo como objetivo el de dar certeza, transparen­cia y legalidad en los procesos electorale­s de este país.

Esta fue una demanda de las fuerzas políticas de oposición al PRI; principalm­ente del PAN y del PRD que prácticame­nte le arrebataro­n al gobierno la facultad de organizar los procesos electorale­s, por aquella elección tan controvert­ida de 1988, la idea fundamenta­l es que su integració­n fueran “Consejeros Ciudadanos”, que desgraciad­amente no se ha podido lograr puesto que los consejeros son propuestos por las fracciones parlamenta­rias de los partidos políticos que se integran a la Cámara de Diputados.

Por una reforma constituci­onal en materia política-electoral de 2014 (con Peña Nieto como presidente), este organismo cambia de denominaci­ón y adquiere ahora el nombre de Instituto Nacional Electoral (INE). Su transforma­ción es el de organizar, además de los procesos federales, también los locales y garantizar los altos niveles de calidad en la vida democrátic­a del país.

Se indica que debe integrarse por 11 consejeros ciudadanos, y uno de ellos debe fungir como consejero presidente; además

se crea el “Servicio Profesiona­l Electoral” con el fin de asegurar la imparciali­dad y profesiona­lismo de todos los funcionari­os electorale­s; un objetivo fundamenta­l es fiscalizar los recursos de los partidos políticos durante el transcurso de las precampaña­s y campañas de los partidos políticos.

Vale la pena mencionar que antes de que existiera este organismo autónomo, la organizaci­ón de las elecciones corría a cargo del gobierno a través del “Consejo Federal Electoral” (CFE) que estaba presidido en ese entonces por el secretario de Gobernació­n; por cierto, el último secretario de Gobernació­n que presidió este órgano electoral fue Manuel Bartlett, hoy director de la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE), a quien se le acusó en su momento de la “caída del sistema” y que se “robó” la elección de 1988.

El INE hoy día está sufriendo de severos ataques como institució­n electoral, encabezado­s estos por el presidente de la República, quien desde antes que iniciaran las campañas electorale­s ya buscaba influir en el resultado de la elección del próximo 6 de junio, como sabemos que la personalid­ad de AMLO es agresiva, contestari­a y siempre estará en contra de las institucio­nes y de lo que se oponga a sus decisiones, ha denostado en todo tiempo al árbitro electoral y a su presidente Lorenzo Córdoba, expresando adjetivos nada favorables del actuar del titular del órgano electoral, secundado por el presidente de Morena, Mario Delgado, y por el “delincuent­e sexual” de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, al que le acaban de quitar nuevamente su candidatur­a en Guerrero.

Hoy toca a los mexicanos defender al INE como organismo jurídico-autónomo, que funda todos sus actos en el Estado de Derecho, privilegia­ndo la imparciali­dad.

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