UN CHAVO DE 50 AÑOS
como el de Chespirito no lo tiene cualquiera. Logró la universalidad, algo a lo que aspiramos todos los que nos dedicamos a contar historias. En esos años no era fácil hablar de un padre soltero (Don Ramón) o una madre soltera (Doña Florinda). Eran los nuevos personajes de la nueva vida urbana de la Ciudad de México", señala Solorio.
El productor, locutor y actor Horacio Villalobos considera que el grado narrativo de las historias de Gómez Bolaños es muy alto. "Estaban tan bien contadas esas historias que sus efectos resonaron en muchos países. Le pasó como a Juan Rulfo con El llano en llamas que, aunque era muy local, podían entenderlo en Suecia”.
Chespirito fue, sin embargo, un hombre de claroscuros. Recibió críticas por varios de sus programas, incluido El Chavo del 8, el cual, argumentan, romantiza la pobreza y la desigualdad.
"Pero no podemos entender el pasado con los ojos de hoy", aclara Solorio.
El doctor en sociología e investigador de la UNAM Raúl Rojas Soriano, ha manifestado en entrevistas y conferencias que para él, los personajes de El Chavo exhiben una violencia que hasta el día de hoy se ha normalizado, como el bullying que ejercen todos sobre El Chavo, las burlas hacia las personas obesas como Ñoño o El Señor Barriga o la banalización de problemas como el machismo, la violencia doméstica o la pobreza.
Sin embargo, apunta el productor Elías Solorio, "es absurdo juzgar algo que se hizo hace 50 años con la mentalidad que tenemos hoy. Si seguimos haciéndolo, vamos a acabar con toda la cultura del mundo. No debemos perder de vista que la comedia se basa en el dolor y en situaciones que no son agradables en la vida real. El humor refleja condiciones reales pero que podemos entender de otra manera, no necesariamente para repetirlas, sino para corregirlas", concluye.