Un biomaterial debe tener las siguientes características:
Biocompatible: que el organismo no lo rechace ni lo afecte en su funcionamiento; debe evitar problemas como inflamaciones, infecciones, secreciones, coágulos y tumores, entre otros, a corto, mediano y largo plazo. En caso de no ser así, se debe descartar como biomaterial. En la biocompatibilidad influyen diversas circunstancias, como propiedades de superficie e interacciones mecánicas, así como factores físicos, químicos, electroquímicos y geométricos.
Biofuncional: debe cumplir con la función biológica para la que se creó.