PARTE I: EL PASADO 1850 – 1950: LOS PRIMEROS 100 AÑOS DEL FERROCARRIL EN MÉXICO
El primer tramo férreo se construyó en 1850, entre Veracruz y el río San Juan. Para 1869, el presidente Benito Juárez inauguró el tramo ferroviario entre Apizaco, Tlaxcala y la ciudad de Puebla, como parte de la ruta México - Veracruz. El escudo de Apizaco lleva una locomotora, y es ejemplo de los muchos núcleos urbanos que se crearon a lo largo de la nueva infraestructura férrea durante las siguientes décadas. El desarrollo del ferrocarril en México tuvo paralelismos con otros países. En el mismo año de 1859, en Promontory, Utah, se conectaba la red ferroviaria del oeste de EUA con la del este, conformando el ferrocarril transcontinental de aquel país.
En las primeras 10 décadas, la red férrea nacional inició con una inversión privada a través de concesiones. Hubo un crecimiento importante, a pesar de los tiempos convulsos con fusiones, guerras nacionales y mundiales, quiebras, rescates y nacionalización. En 1881 el paisajista José María Velasco plasma lo que era una de las obras de infraestructura más importante de aquel entonces en el país: el puente ferroviario sobre la barranca del Metlac. Inversionistas británicos llevan la revolución industrial a Orizaba. Construyen una fábrica cervecera, innovan en la generación eléctrica y electrifican un tramo del ferrocarril. La producción de pulque en Hidalgo y Tlaxcala estaba ligada a los centros de consumo mediante ferrocarril. El poderío del ferrocarril lo capta Fernando Leal en uno de sus murales en la estación de tren de San Luis Potosí. El fresco tiene como personajes principales tres locomotoras, las cuales rebasan a mulas, caballos y carruajes, dando claro testimonio del predominio del ferrocarril como medio de transporte terrestre.
La importancia del ferrocarril durante la Revolución Mexicana es innegable. Imágenes de adelitas, soldaderas y tropa los trenes son de nuestros principales íconos de aquella época. Las Batallas de Celaya se suelen marcar como el momento donde ejército Constitucionalista equilibra y mueve a su favor la balanza en contra de las tropas Villistas.
La importancia del ferrocarril durante la Revolución Mexicana es innegable. Imágenes de adelitas, soldaderas y tropa en los trenes son de nuestros principales íconos de aquella época. Las Batallas de Celaya se suelen marcar como el momento donde el ejército Constitucionalista equilibra y mueve a su favor la balanza en contra de las tropas Villistas. Se tiene registro de que ambos bandos llegaron en trenes y se atrincheraron en Celaya y sus alrededores. Los Constitucionalistas tenían un tren sanitario en Querétaro para atender heridos. Al parecer, un abastecimiento de armas y municiones que llegaron de Veracruz por tren, de último momento, marcó la diferencia a favor de Obregón.
Ferrocarriles Nacionales de México (FNM), desde 1908, ya fusionaba las distintas concesiones previas. La Revolución y los años postrevolucionarios lastraron la inversión en el ferrocarril. La depresión económica de los años 30 y la incipiente competencia del transporte automotor provoca la quiebra a FNM. El presidente Cárdenas en 1937 lo nacionaliza. La Segunda Guerra Mundial trajo la industria automotriz a México como una alternativa de ensamble de vehículos civiles, mientras que las plantas en EUA se enfocaban a la construcción de unidades militares. Así nace un sofisticado
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La quiebra de ferrocarriles no fue un caso aislado de México en las décadas de los setenta y ochenta. Incluso en EUA, Consolidated Rail Corporation (CONRAIL) empresa estatal que absorbe varios ferrocarriles regionales privados con problemas financieros, acaba siendo a su vez integrada en dos ferrocarriles regionales de capital privado (CSX y Norlfolk Southern).