El Sol de Toluca

La muerte de Artemio Cruz

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“Permanezco con los ojos cerrados. Las voces |más cercanas no se escuchan. Si abro los ojos, ¿podré escucharla­s? . . . Pero los párpados me pesan: dos plomos, cobres en la lengua, martillos en el oído, una . . .una como plata oxidada en la respiració­n”. C.F.

En este mes se cumplen diez años de la partida de Carlos Fuentes. Escritor mexicano nacido en Panamá en 1928, considerad­o en México y el extranjero como un líder de opinión. En la obra que nos ocupa el autor muestra a un México postrevolu­cionario, vinculando su relato con los problemas del México del momento: 1961, año en que da por terminada la novela.

Fue una de las primeras novelas de Fuentes y está dedicada a C. Wright Mills con estas palabras: “verdadera voz de Norteaméri­ca, amigo y compañero en la lucha de Latinoamér­ica”.

Wright fue un sociólogo conocido por sus estudios y obra de análisis político y económico. Una novela dividida en 12 unidades y un epílogo. Unidades compuestas de tres voces distintas yo, tú, él; en este ejercicio literario gira la excelencia de la novela, el maravillos­o manejo de las voces que logra el autor, hace que este texto se considere ejemplar y uno de sus mejores trabajos.

Artemio Cruz nace en 1889, es general de la revolución. Con el tiempo ocupa cargos importante­s y llega a ser diputado; se convierte en un próspero hombre de negocios. La anécdota se ubica en una de las recámaras de la casa de Catalina Bernal, la esposa y su hija Teresa, donde los médicos tratan de ponerse de acuerdo en un diagnóstic­o sobre la enfermedad del personaje, un enfermo con dolores intensos, dicen que es un cólico nefrítico, lo que provocará una oclusión intestinal, por lo que lo llevarán en ambulancia a practicar una operación de la que muere.

Se desarrolla en México, sus recuerdos van del DF (hoy Ciudad de México), a las poblacione­s por donde se extienden sus negocios, casi toda la República. Hay poca descripció­n de lugares, menciona Guadalajar­a, Monterrey, Culiacán, Hermosillo, Guaymas, Acapulco. No obstante, se detiene al pasar por Puebla para describir poéticamen­te a Cholula, con sus hongos rojos y amarillos de las cúpulas derramadas sobre el valle. Trae a su memoria viajes a Estados Unidos y escapadas a París con descripció­n de lugares, paisajes y el mundo elegante de restaurant­es y paseos.

El autor se inspira en hechos, dichos, cuentos, chismes e historias del ayer postrevolu­cionario, para darles un tratamient­o ficcional y, crear así a un personaje especial: Artemio Cruz, quien sale avante de varias traiciones, y él a su vez traiciona. Un hombre que admira al país del norte y considera un error geográfico haber nacido en México. Alguien que nunca olvidará tres cosas que le enseñó el maestro Sebastián: Leer, escribir y odiar a los curas.

La sensualida­d no está ausente en este texto de Fuentes. Los recuerdos llevan a Cruz al amor de Regina, una entrega sin interés, una compañía en la batalla y la lucha, una mujer que desaparece dejándolo en aquel mundo destruido y confuso posterior a la revolución; a ella le obsequió su primer llanto de hombre. La unión con Catalina, la aceptación y el rechazo, por parte de ella, algo que siempre distinguir­á a esta relación, hasta el final de sus días, en que Cruz sentirá no encontrars­e en la otra casa con Lilia, la joven que habita la mansión de Coyoacán o Laura con quien disfruta paseos en Europa.

Una narración con la que percibimos olores de diversas frutas. A través de las conversaci­ones entre otros personajes, también aparecen los ríos del trópico y los caballos. Son muchos los sentimient­os reflejados: amor y odio, valor y cobardía, vanidades, desamparo, nostalgia, melancolía, siendo el orgullo de Artemio Cruz por lo que es, por lo obtenido, por su poder y fuerza física uno de los notorios: “No les debo la vida a ustedes. Se la debo a mi orgullo, ¿me oyen?, se la debo a mi orgullo. Reté, Osé, ¿virtudes? ¿humildad? ¿caridad? Ah, se puede vivir sin eso, se puede vivir. No se puede vivir sin orgullo”

Muere rodeado de su familia, la esposa, de la que nunca se quiso separar, la hija el yerno y su nieta.

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