Grave crisis en Italia por estructuras
Sale a relucir pésimo control de mantenimiento; hay al menos 300 puentes y galerías en alto riesgo
ROMA, Italia. El dolor, el luto, las escenas apocalípticas del puente derrumbado en Génova con su carga de vehículos y seres humanos, cede irremediablemente el paso a las polémicas y a la máquina de la justicia. El objetivo es identificar a los culpables que por negligencia habrían provocado una tragedia que, hasta ahora, ya ha costado la vida a 39 personas, unos veinte heridos de los cuales seis graves y alrededor de 640 personas desalojadas de sus habitaciones por el temor de ulteriores derrumbes.
La tragedia sacó a relucir el problema italiano respecto a sus puentes: existen alrededor de mil 800 infraestructuras de este tipo, de los cuales en los últimos cinco años han caído 10, siete de ellos eran grandes, un dato que suscita preocupación en el gobierno. Al menos 300, entre puentes y galerías presentan problemas de nivel 1, o sea “de riesgo”.
El gobierno italiano, que mantuvo una reunión de emergencia en Génova, acusó a la firma Autoestrade, la empresa concesionaria de las autopistas, de propiedad en un 30% de la familia Benetton, de haber aplazado los controles y la manutención del controvertido viaducto.
La firma divulgó un comunicado con las elevadas cifras invertidas (mil millones de euros) para la seguridad de las autopistas italianas, que calificó entre las más seguras de Europa, como respuesta a las acusaciones del gobierno.
Mientras tanto, alrededor de 300 entre bomberos y elementos de rescate son protagonistas sin descanso de una auténtica carrera contra el tiempo, tratando de recuperar a quienes aun están sepultados por los escombros del puente de Genova, si bien conscientes de que las esperanzas de encontrar a alguien todavía vivo son casi nulas.
Por otro lado, 640 personas han sido desalojadas de sus casas, debajo de lo que queda del puente Morandi o Brooklyn como era llamado popularmente por su parecido con el de Nueva York, por el temor de ulteriores derrumbes de lo que queda de la estructura, cuya parte central, de unos 200 metros de largo, se derrumbo de manera improvisa e impresionantemente dramática.
El gobierno italiano, formado por el populista Movimiento 5 Estrellas (M5E) y por la derechista Liga, nacido hace apenas dos meses y medio, está decidida a “hacer pagar esta tragedia a los culpables”, comenzando por “Autopistas para Italia”, principal concesionario de la construcción del puente y sus afiliados como “Atlantis”, encargada del mantenimiento.
Por lo pronto, el primer ministro, Giuseppe Conte, de acuerdo naturalmente con los dos efectivos “comandantes” del gobierno, Luigi di Maio (M5E) y Matteo Salvini (Liga), anunció que el encargo a “Autopistas para Italia” será revocado, identificándolo evidentemente como el principal responsable de la tragedia.
Las autoridades judiciales y el mismo gobierno han puesto en marcha dos investigaciones, una por “desastre culposo” y otra por “homicidio culposo múltiple”, por ahora en contra de “desconocidos”.
Para evitar nuevas tragedias se necesitan "decenas de miles de millones de euros", un plan de inversiones que divide al gobierno de coalición del M5E y la Liga, los cuales se debaten entre frenar las grandes obras, usar fondos públicos u optar por un nuevo modelo de desarrollo.