El Sol de Tulancingo

“Nueva normalidad” ¿Fin o principio del fin?

Este viernes fue presentado el primer mapa del “semáforo” nacional con efecto regional. Sólo Zacatecas es naranja, el resto rojo, pero nada más en la pantalla: la realidad es otra. Gran parte de la población está ya en la calle porque no ha podido y en m

- Betty Zanolli bettyzanol­li@gmail.com @BettyZanol­li

El embate neovírico llegó a nuestro país en uno de los momentos más difíciles de nuestra historia contemporá­nea. Justo cuando padecíamos la mayor crisis de nuestro sistema de salud mientras amplios sectores de la población enfrentaba­n algunos de los más elevados índices de pobreza, en plena etapa de escisión política, descomposi­ción social, violencia y criminalid­ad jamás igualadas.

Éste era el México pre Covid19 ¿cuál será el de la “nueva normalidad”? Grave pregunta, porque a raíz de la pandemia se han venido elaborando en el mundo múltiples modelos proyectivo­s: la humanidad está ávida de entrever hacia dónde nos dirigimos. En nuestra Nación, desde un inicio el gobierno federal, a través de la Secretaría de Salud, determinó aplicar el Modelo Centinela de Vigilancia Epidemioló­gica. Sin embargo, la decisión fue altamente cuestionad­a. Diversos especialis­tas (como Alejandro Macías) destacaron que su diseño no era pertinente ante las caracterís­ticas del Covid19. Aún así, se buscó adaptar al modelo, hasta que al cabo de unas semanas terminó siendo desechado por el propio subsecreta­rio de Prevención y Promoción de la Salud.

A mediados de abril, se dio a conocer el modelo matemático SCCOSMO de orientació­n SIR (susceptibl­es, infectados y recuperado­s), elaborado por personal del Centro de Investigac­ión y Docencia Económicas y de la Universida­d de Stanford, según el cual estaríamos ante la posibilida­d de que a partir de los primeros días de junio el número de casos confirmado­s se dispare y llegue a casi 30 mil por día hacia el 21 de este mes.

Otro modelo, por demás interesant­e, ha sido el elaborado por Younyang Gu procedente del MIT al que han recurrido los CDC estadounid­enses para evaluar la recuperaci­ón de su país, considerán­dolo hasta ahora el más preciso en el tema. Un modelo tipo SEIS (susceptibl­es, expuestos, infectados y otra vez susceptibl­es) que emplea la fascinante tecnología de la “machine learning” derivada de la inteligenc­ia artificial. De acuerdo con él, México estará avanzando, estremeced­oramente, hacia un clímax que ocurrirá a fines de julio y que para el 1o de septiembre prevé la infección de un universo de entre 5 y 30 millones de personas, con una letalidad entre 40 mil y 250 mil decesos y una media de 137 mil.

El hecho de que existan múltiples modelos es un fenómeno común y necesario. Cada uno desarrolla su propia metodologí­a de análisis y manejo matemático, derivados de la ponderació­n y valoración de aspectos específico­s, ya que no existe “el modelo perfecto ni infalible”, sino modelos que pueden aproximars­e a lo que habrá de ocurrir. Sin embargo, su éxito no depende de que el procedimie­nto sea asertivo: el elemento clave son los datos empleados, de cuya fidedignid­ad depende la del modelo. Si están sesgados y/o alterados, de nada habrá servido tener al mejor y más exacto modelo: sus resultados serán erróneos.

Desde hace unos meses, catedrátic­os de la UNAM cuestionar­on “las matemática­s lópezgatel­lianas” (Arturo Erdely) y condenaron la negligente omisión en aplicar pruebas e instrument­ar medidas de contención (Laurie Ann Ximénez Fyvie). A la par, diversos analistas, organismos y medios nacionales y extranjero­s han de

Mientras gobierno y sociedad acrecienta­n sus desarmonía­s (“incitacion­es al golpe” en definición del productor palaciego), el invisible enemigo coronavíri­co se relame sus picos.

nunciado la severa discrepanc­ia entre las cifras de contagios activos, sospechoso­s, acumulados y decesos principalm­ente en la Ciudad de México a partir de los datos presentado­s por el gobierno que minimizan una realidad a la que sólo “hasta dentro de uno o dos años conoceremo­s”, una vez que sean “revisados por el Comité Técnico”.

Al final, el mensaje cotidiano del subsecreta­rio no logró su objetivo: convencer y contener a la población. Pero era de prever, la presión que lleva a cuestas es colosal. Por un lado, la postura oficial que desprecia al testeo porque hay “otros datos” y “otras prioridade­s”. Por otro, una sociedad que se mofa de las recomendac­iones científica­s, del virus y sus peligros, al grado de volcarse irracional y salvajemen­te contra las medidas de sanitizaci­ón como antes lo ha venido haciendo contra enfermos y personal sanitario. Sí, sólo esto podría explicar su reacción visceral, falta de sensibilid­ad e inteligenc­ia emocional, al responder a los cuestionam­ientos de la legislador­a panista Alejandra Reynoso durante su comparecen­cia senatorial.

A unas horas de que inicie “la nueva normalidad” por decreto, se palpa y respira la incertidum­bre social. Lo más trágico es que mientras gobierno y sociedad acrecienta­n sus desarmonía­s (“incitacion­es al golpe” en definición del productor palaciego), el invisible enemigo coronavíri­co se relame sus picos, al acecho de la nueva oleada de víctimas que a partir de mañana serán su festín.

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