Combate al hambre es Nobel de la Paz
El galardón fue otorgado al Programa Mundial de Alimentos de la ONU por abastecer comida en distintas zonas de guerra
El PMA ayuda a 97 millones de personas en unos 88 países cada año, sobre todo en localidades donde hay conflictos armados
BERIT REISS ANDERSEN COMITÉ NOBEL Por su contribución a la paz en las zonas de conflictos y por sus esfuerzos para impedir que el hambre se use como un arma de guerra”
OSLO. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por suministrar comida a millones de personas en un mundo donde el hambre se torna un “arma de guerra” y se agravará debido a la pandemia.
El PMA recibe este galardón por “sus esfuerzos en la lucha contra el hambre, su contribución para mejorar las condiciones de paz en las zonas afectadas por los conflictos y por sus esfuerzos para impedir que el hambre se use como un arma de guerra”, declaró la presidenta del Comité Nobel, Berit Reiss-Andersen.
En helicóptero o a lomos de un camello o de un elefante, el PMA distribuyó el año pasado 15 mil millones de raciones de comida y asistió a 97 millones de personas en 88 países. Las cifras pueden parecer enormes, pero solo representan una parte muy pequeña de las necesidades globales.
HAMBRUNAS BÍBLICAS
El PMA, fundado en 1961 y con sede en Roma, se financia únicamente por donaciones voluntarias y se define como “la mayor organización humanitaria” en un mundo donde 690 millones de personas, es decir una de cada 11, sufrían en 2019 de manera crónica la falta de alimentos. Cifras que sin duda han empeorado este año debido a la pandemia del nuevo coronavirus.
El premio es “un llamado a la acción”, aseguró en Níger el director ejecutivo de la entidad, el estadounidense David Beasley.
La agencia de la ONU, cuenta con 17 mil empleados en todo el mundo.
Este es el duodécimo Nobel de la Paz concedido a una organización o personalidad de la ONU o vinculada con Naciones Unidas. Los países en conflicto son una de las prioridades del PMA ya que la guerra es al mismo tiempo causa y consecuencia del hambre. Yemen es el principal ejemplo de esa dolorosa realidad.
La ONU y diversas ONG han alertado sobre las consecuencias humanitarias del conflicto que opone desde 2015 al gobierno, apoyado por una coalición militar dirigida por Arabia Saudita, y los rebeldes hutíes, respaldados por Irán.
Los combates han provocado decenas de miles de muertos, la mayoría civiles, según las ONG y tres millones de desplazados y han dejado al país hundido en una profunda hambruna.
El PMA también sufre las consecuencias de esa situación, como ha sucedido a otras agencias de la ONU en conflictos bélicos. Mientras que el gobierno oficial yemení se alegró del galardón y elogió la “sabia y valiente dirección de David Beasley”, los hutíes criticaron a la organización, que a su juicio “no es neutra a la hora de distribuir la ayuda”.
El covid-19 ha enturbiado aún más el panorama humanitario mundial por sus consecuencias sanitarias y económicas.