LA NORIA, EN XOCHIMILCO, CUMPLE TRES DÉCADAS DE SER LA CASA DE ENTRENAMIENTO DEL CRUZ AZUL
YA SON TRES DÉCADAS DEL RECINTO DONDE LOS CELESTES ENTRENAN Y SE FORTALECEN DÍA A DÍA
Hoy todo Cruz Azul está de fiesta, y no es para menos. Uno de los mejores complejos deportivos que se han construido en nuestro país, y uno de los más modernos de toda Latinoamérica en la actualidad, cumple 30 años de existencia. Tres largas décadas donde ha vivido de todo: Alegrías, también tristezas, demasiadas emociones y otros sinsabores típicos de cualquier equipo, pero lo que es un hecho es que la celebración es totalmente cementera y de azul celeste.
Ese lugar conocido como La Noria es considerado hasta nuestros días como una obra monumental, única en su tipo, construida con cemento de casa, en una superficie de seis mil metros cuadrados, enclavado en el Antiguo Camino a Xochimilco No. 100. La inversión de dos millones de dólares valió la pena. Apenas culminó y de inmediato se convirtió en ejemplo a seguir de muchos clubes mexicanos, pero La Máquina fue pionera en este tipo de complejos deportivos.
De un campo funcional en el Seminario Menor de Acoxpa, a unas instalaciones de primer mundo en la colonia La Noria, fue el cambio significativo que vivió la institución capitalina a principios de la década de los noventa. Cruz Azul dejó sus bases en el entonces Distrito Federal, en una parcela donde vivió sus mejores momentos en Primera División, pero a cambio, hubo modernidad y fue el inicio de una nueva era.
Aquella mañana del 10 de octubre de 1990 todo fue felicidad y el ambiente de una auténtica fiesta. La ceremonia de inauguración dio inicio con cerca de 900 invitados; el Diario de los Deportistas no pudo faltar al magno evento.
Con la presencia de socios cooperativistas, ex jugadores que pusieron la elegancia y la mística en el lugar, como Miguel Marín y Jesús del Muro, además de entrenadores como Raúl Cárdenas e Ignacio Trelles, el Licenciado Guillermo Álvarez Cuevas, en su calidad de presidente del club deportivo, fue el encargado de dar la primera patada, con todo y mariachis de fondo, en los nuevos campos.
Raul González, flamante medallista Olímpico y titular de la CONADE en ese entonces, inauguró las instalaciones, con la representación personal de Carlos Salinas de Gortari, presidente de la República, y en presencia de los altos mandos de la FMF, encabezados por los arquitectos Francisco Ibarra y Enrique Zambrano, así como de Emilio Maurer, vicepresidente.
En ese momento se presentó el lujo. Tres canchas construidas en desnivel, respetando la topografía del terreno. Un gimnasio con cancha de basquetbol, voleibol y bádminton. Una alberca de uso recreativo, todo cubierto por mil 200 árboles de fresno, laureles de la India y Truenos. Un auditorio, área médica, vestidores y la sala de trofeos, completaron el recorrido.
Los jugadores del primer equipo como los cancerberos Alberto Aguilar y Olaf Heredia; los defensores Raúl Servín, Mario Trejo, Aurelio Rivera y el chileno Hugo González; los mediocampistas Pedro Duana, Mario Ordiales, David Rangel y el uruguayo Santiago Ostolaza y los delanteros Agustín Coss, Luis Flores y Juan Letelier, todos ellos dirigidos por Manuel Lapuente, fueron los afortunados en estrenar los campos con un partido ante su filial de Gallos Blancos, que era dirigida por Enrique Meza. El triunfo fue 3-1 para Cruz Azul, todo quedó en casa.
La Noria tiene un cuenta pendiente y es la novena estrella. Se le ha negado por más de 22 años, pero confía plenamente la institución en que pronto llegará.