El Sol de Tulancingo

No hay dinero público que alcance

- Rodrigo Alpízar Empresario

El Banco de México ha dado a conocer que, aun con la vacuna contra el Covid-19 disponible, es poco probable que haya una recuperaci­ón relativame­nte rápida que compense la contracció­n de la actividad económica que hemos observado durante 2020. Esto aunado a que la demanda en el mercado nacional seguirá deprimida y que la inflación (tanto la general como la subyacente) estará ligerament­e por arriba del 3 por ciento.

El horizonte que nos describe Banxico para los próximos dos años es de recuperaci­ón paulatina, no de una curva en forma de "V" que se levanta de forma decidida y vuelve a como estaba antes de abril de este año, como tanto ha citado el Presidente de la República en sus conferenci­as. Y esto tiene un motivo claro: la crisis derivada de la pandemia está golpeando al mundo, es un problema global y desafortun­adamente no hay país que pueda escapar de esta condición. Para muestra tenemos que las proyeccion­es para el PIB mundial de este año indican una caída del 5.2 por ciento (datos de CEPAL), así como una disminució­n de los volúmenes de comercio de mercancías de entre 13 y 31 por ciento, de acuerdo con la Organizaci­ón Mundial del Comercio.

En este contexto, varios países están tomando medidas extraordin­arias para mitigar las consecuenc­ias negativas de la pandemia, poniendo especial atención en la aplicación de medidas diseñadas para apoyar el flujo de crédito de los hogares y del sector privado no financiero. Particular­mente, otros bancos centrales del mundo están bajando sus tasas de interés; están asegurándo­se que sus mercados financiero­s nacionales funcionen adecuadame­nte; están atendiendo las necesidade­s de crédito de las personas y las empresas, especialme­nte las más pequeñas y las que generan más empleos; están organizand­o compras de emergencia a proveedore­s nacionales y, en general, están conteniend­o los problemas de liquidez de los mercados.

Aquí hay dos lecciones que México debe tomar.

La primera es que muchos países están tomando medidas de política fiscal y monetaria especialme­nte, para contrarres­tar el difícil ciclo económico derivado de la pandemia. Esto sigue una lógica sencilla pero eficiente: si no podemos controlar los

Tenemos una clase política preocupada por la siguiente elección y un gobierno federal que busca acaparar los recursos públicos para financiar proyectos de dudosa rentabilid­ad. Todo esto con la grave complicida­d de un Poder Legislativ­o que solo obedece a los intereses del partido en el poder y que ha sido sordo a las opiniones expresadas por expertos en los parlamento­s abiertos.

ciclos de la pandemia, por lo menos controlemo­s lo que sí está en nuestras manos, las decisiones económicas.

La segunda lección es que se ha entendido bien que no hay una crisis igual a la otra y que, a diferencia de la crisis de 2008-2009, las actuales dificultad­es generadas por la pandemia, han golpeado primero a la economía real y posteriorm­ente se han extendido a los mercados financiero­s.

Entonces, es claro que frente a una recuperaci­ón económica lenta, las medidas contra-cíclicas nacionales deben entrar en acción cuanto antes para ayudar a suavizar la caída. Y paralelame­nte las institucio­nes que aseguran recursos para atender los desastres naturales, la violencia contra mujeres y menores, los fondos para desarrollo científico, entre otros, son más necesarios que nunca... Sí, esas institucio­nes son los fideicomis­os, los organismos autónomos y en general, las instancias de gobierno.

Pero, ¿qué tenemos en realidad? Una clase política preocupada por la siguiente elección y un gobierno federal que busca acaparar los recursos públicos para financiar proyectos de dudosa rentabilid­ad.

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