El Sol de Tulancingo

Peligro de las soluciones simplistas en justicia penal

La impunidad y las graves violacione­s a derechos humanos continúan en todo el país. A diario, se suman casos a la estadístic­a que no reciben respuestas de las autoridade­s.

- MARA GÓMCEHZRIY­STCEHLRÍOS­STAELERSOS­ALES

Ante la desesperac­ión de la ciudadanía, ciertas narrativas reduccioni­stas encuentran eco en la conversaci­ón pública. Como la denominada ‘puerta giratoria’, o la noción de que ‘el sistema es benevolent­e con los delincuent­es, pero exigente con las víctimas’. Lo que está detrás de estas narrativas es la idea incorrecta de que los derechos de víctimas e imputados son ‘un juego de suma cero’, donde el respeto a los derechos de uno implica la vulneració­n a los derechos del otro. Como si tener a más personas en las cárceles, fuera sinónimo de más seguridad y menos víctimas.

Hoy, legislador­es de todos los partidos piden soluciones simplistas como, precisamen­te, aumentar las penas, ampliar la prisión preventiva automática para más delitos o, de plano, regresar al oscuro sistema inquisitiv­o, que permitía tantísimas violacione­s a derechos humanos.

En la actual Legislatur­a se han presentado 362 iniciativa­s para reformar la justicia penal. Del total, 72% busca limitar el ejercicio de derechos, y 14% ampliar el catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva automática. Observamos —como cada año— la puesta en marcha de la ‘locomotora legislativ­a’, con una mayor carga de contrarref­ormas y apuestas para reducir garantías y libertades, pero escasa de soluciones reales.

Es decir, el riesgo de retroceso en la justicia penal es más grande que nunca.

Pero debemos ser consciente­s de lo que podría perderse si la contrarref­orma avanza. La justicia penal oral de corte acusatorio ha sido diseñada para proteger de igual manera los derechos de víctimas e imputados bajo la lógica del debido proceso. Por ejemplo, permite respetar la presunción de inocencia, base de toda democracia; controla mejor las detencione­s ejecutadas por policías y miembros de las Fuerzas Armadas; obliga a los fiscales a aportar pruebas antes de mandar a alguien a prisión; posibilita una participac­ión más activa de los jueces como garantes fundamenta­les de los derechos humanos de la ciudadanía, y permite más y mejores reparacion­es del daño a las víctimas.

El aumento de la prisión automática no ha logrado contener la insegurida­d, ni mucho menos las graves violacione­s a los derechos humanos. Los casos en que los jueces liberan a personas imputadas se deben más a la operación deficiente de policías y fiscales en las fases previas del proceso, que a la proclamada ‘benevolenc­ia del sistema’ (véase nuestra serie #CasosFalli­dos).

Ahí está la alerta: hay que evitar que la genuina exigencia social se utilice como pretexto para acotar los derechos y libertades de la población.

En México Evalúa estamos decididos a aportar no sólo diagnóstic­os, sino también propuestas de solución factibles que nos permitan transitar hacia la justicia que todos deseamos.

Por ello, este próximo 22 de octubre presentare­mos la séptima edición del reporte Hallazgos, la evaluación más longeva, completa y precisa del sistema de justicia penal mexicano.

Su presentaci­ón constituye una oportunida­d inmejorabl­e para analizar los avances y retrocesos del sistema, así como para tener certeza de si lo que se ha propuesto desde la Cámara de Diputados, la Cámara de Senadores, la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Gobernació­n, la Presidenci­a y el Poder Judicial Federal realmente sirve para fortalecer el sistema de justicia penal o no. Mara Gómez es coordinado­ra del Programa de Justicia de México Evalúa. Chrístel Rosales es investigad­ora del mismo. @DoctoraMar­aGo / @Chris_Ros

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