El Sol de Tulancingo

AMOR DE LEJOS…

- ROSI LEGIDO/EFE

Cada vez son más las parejas que, por motivos laborales, se ven distanciad­as. Algunas se conocieron en un viaje de vacaciones siendo de ciudades o países distintos y, ahora, muchas están separadas debido a la pandemia. Todas tienen en comú n el aprender a hacer frente a la lejanía para que la relación funcione.

El respeto y la confianza son la base principal de cualquier relación, haya o no, muchos kilómetros de por medio. Los psicólogos aseguran que poner espacio entre dos siempre ayuda a echarse de menos y retomar la relación con más pasión y ganas.

En 2013, Crystal Jiang y Jeffrey Hancock realizaron el trabajo de investigac­ión titulado “Absence Makes the Communicat­ion Grow Fonder: Geographic Separation, Interperso­nal Media, and Intimacy in Dating Relationsh­ips”, (La ausencia hace que la comunicaci­ón se vuelva más cariñosa: separación geográfica, medios interperso­nales e intimidad en las relaciones de pareja), en el que concluyero­n que la comunicaci­ón en estas parejas es mayor y por tanto se trata de relaciones más exitosas.

Es un hecho demostrado que la mayoría de las rupturas suceden después de las vacaciones. “Porque hay más roces, más enfados, más disputas por el poder en la pareja y, pasadas las vacaciones, se produce esa desilusión y ese mayor deseo de separación”, de acuerdo con el psicólogo clínico especialis­ta en parejas, Esteban Cañamares.

En ocasiones la distancia puede ser un fenómeno positivo para la pareja en el que cada uno disfruta de las ventajas de vivir solo. Cuando cada uno reside en un país diferente, uno de los problemas puede ser el de la franja horaria; por ello es importante establecer unos horarios en los que ambos puedan comunicars­e sin alterar su día a día.

Además, en esos casos los reencuentr­os no son siempre fáciles, menos aún cuando la economía se resiente como para estar comprando boletos de avión o autobús; o cuando la epidemia de covid-19 imposibili­ta cualquier tipo de contacto.

VIDAS SEPARADAS

Manuel es camionero y lleva viajando desde los treinta años, ahora tiene cuarenta y tres. Se ha recorrido toda Europa y, aunque le apasiona su trabajo, reconoce que es muy duro separarse de la familia.

Padre de tres niños en edad escolar, echa de menos hacer las tareas con ellos, ver la televisión juntos o jugar en el parque. La libertad que le ofrece su camión se ve limitada por la soledad.

”El camión es mi escuela y mi casa, tengo de todo para estar entretenid­o, videjojueg­os, discos, películas... pero no hay nada como estar en casa”.

Manuel no ve la jubilación próxima porque, gracias a su esfuerzo, puede pagar el colegio de sus hijos y también su ocio y comodidade­s, aunque en un futuro desearía viajar menos o hacer rutas más cortas.

“Es maravillos­o conocer tantas culturas, pero también se llora mucho porque me encantaría disfrutar los viajes con mi familia y no que fuera por trabajo”.

Confiesa sentir celos cuando ve a parejas de la mano paseando o con sus niños y mascotas, pero entonces piensa en el momento de regresar a casa y disfrutar al máximo con los suyos.

Su mujer Aitana tiene que encargarse de todo ella sola y su situación tampoco es fácil.

“A veces se hace complicado organizart­e con los niños. Lo que más echo de menos es la vida social conjunta. Los niños están acostumbra­dos, pero eso no significa que les guste”.

Ambos han asimilado el hecho de vivir en la distancia y pasar más tiempo separados que juntos, pero cuando se reencuentr­an se sienten tan enamorados como el primer día.

“Lo mejor de todo es la emoción por volver a vernos y hacer planes cotidianos, pero planes”, puntualiza Aitana.

Aunque Manuel y Aitana sepan compaginar­lo, esta situación no resulta apta para todo el mundo, menos aún cuando es una decisión obligada por distintas circunstan­cias, como les sucede a Félix y Nacho.

Tienen veintiocho y veintinuev­e años respectiva­mente y ambos trabajan en la misma empresa, pero en distintas delegacion­es, uno en la ciudad de Barcelona y el otro en Girona.

Llevaban dos años de noviazgo cuando al primero de ellos le surgió la oportunida­d de un mejor puesto, pero en otra oficina. Ahora llevan cinco años en los que todos los fines de semana los pasan juntos, alternando una y otra localidad, pero el resto de la semana cada uno reside en su ciudad.

Las restriccio­nes de movilidad y los confinamie­ntos derivados por la pandemia, hacen que ahora no puedan verse durante largas temporadas.

Manuel es camionero y lleva viajando desde los treinta años, ahora tiene cuarenta y tres. Se ha recorrido toda Europa y, aunque le apasiona su trabajo, reconoce que es muy duro separarse de la familia.

Las viodeollam­adas y las conversaci­ones de Whatsapps hacen más llevadera la distancia, eso es verdad”

A partir de los desafíos muchas parejas evoluciona­n porque rectifican y superan sus problemas”

“No sabemos cuánto tiempo puede durar esto, depende de la responsabi­lidad de las personas, porque si después de los confinamie­ntos la gente vuelve a ser irresponsa­ble, se volverán a prohibir las movilidade­s territoria­les. Si ya nos echábamos de menos entre semana, así más”

A su vez Nacho recalca que “se hace llevadero porque nos queremos mucho y porque ya confiábamo­s mucho el uno en el otro antes de separarnos. Compensa si te compensa la persona. Nos va bien así. De hecho hay parejas que el estar tanto tiempo juntos en la cuarentena, les ha perjudicad­o. Nuestra idea es vivir nuevamente juntos algún día”, comenta Félix.

Tener proyectos comunes y estar en el mismo punto de la relación son pilares fundamenta­les en estos casos. Se requiere cierto esfuerzo, pero siempre sin que suponga una obligación a reprochar a la otra persona.

La tecnología acerca a las personas, y esa es una de las herramient­as de las que se vale esta pareja de jóvenes catalanes. “Las viodeollam­adas y las conversaci­ones de Whatsapps hacen más llevadera la distancia, eso es verdad”, asegura Nacho.

Aún así, no hay que obsesionar­se con el teléfono para no crear una dependenci­a emocional de la pareja. Se trata, además, “de mantener el contacto sin agobiar al otro”, según confiesan.

MATA MÁS LA RUTINA

La vida necesita de actividade­s, cambios e ilusiones para ser mejor disfrutada; y lo mismo sucede en las relaciones de pareja sean del tipo que sean. “A partir de los desafíos muchas parejas evoluciona­n porque rectifican y superan sus problemas, porque aprenden de sus errores”, según Antoni Bolinches, terapeuta especializ­ado en conflictos de pareja.

Aquellas que viven distanciad­as deben entender que no es soledad sino individual­ismo. Hay quienes tienen este tipo de relaciones de manera planeada, como es el caso de Helena, una mujer sevillana de treinta y seis años.

Helena es tripulante de cabina en una gran compañía aérea, lo que la convierte en toda una experta muy entrenada en el tema de las relaciones a distancia.

En un día llega a hacer cuatro vuelos y, aunque lo suyo es una profesión vocacional, requiere de un estilo de vida particular, más a la hora de tener pareja; aunque en su caso todo son ventajas.

“Yo no aguantaría convivir a diario con una pareja, o compartir el mismo trabajo. Con mi modo de vida tengo menos problemas de convivenci­a, discusione­s, estrés... Nosotros nos vemos diez días al mes y el resto cada uno tiene más tiempo para sí mismo”.

Personas tan independie­ntes y seguras de sí mismas y de su pareja se ven favorecida­s con este tipo de relaciones que a otras personas solo les supondría desventaja­s.

Aun así, Helena asegura que hay momentos en los que aflora la nostalgia.

“Nuestro trabajo no entiende de fechas especiales como cumpleaños, San Valentín o fines de semana... pero tu otra familia es la tripulació­n. Pasamos mucho tiempo juntos y eso nos une”, recalca.

Para Helena este tipo de relaciones nunca le ha supuesto un problema ya que, como asegura, “mis relaciones empiezan en la distancia y saben que eso va a ser así siempre porque no pretendo cambiar de profesión”.

Se dice que la distancia es el olvido y que el roce hace el cariño, pero estas afirmacion­es no tienen por qué ser ciertas.

La distancia emocional, y no la física, es la que más separa a las parejas, porque el triunfo de cualquier relación no depende de la compañía, sino del amor mutuo y ese, no entiende de fronteras.

“Lo mejor de todo es la emoción por volver a vernos y hacer planes cotidianos, pero planes”

Las razones a las que responden las separacion­es de parejas son de distinta índole y todas suponen un reto; pero no por ello están condenadas al fracaso. Tener proyectos comunes y estar en el mismo punto de la relación son pilares fundamenta­les.

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BIEL ALIÑO/EFE Hay muchos camioneros que, echan de menos ver a la familia con mayor regularida­d./
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/RUNGROJ YONGRIT/EFE Existen parejas que sufren la distancia y otras que viven a gusto con los encuentros esporádico­s, pero muy intensos
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CARLOS ORTEGA/EFE Las azafatas se tiene que acostumbra­r a vivir con las parejas a saltos. /

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