El retorno de EU al proyecto nuclear iraní
Entre las medidas de transcendental importancia que ha adoptado el presiente Biden destaca el nuevo acercamiento entre los Estados Unidos e Irán, en el marco del acuerdo sobre la suspensión por un plazo de diez años, de cualquier investigación que pueda conducir a la producción de armas nucleares por parte de Irán, a cambio del levantamiento de las sanciones que le han sido impuestas desde 1979.
Cabe recordar que, durante la administración de su predecesor, Washington decidió retirarse del citado acuerdo de manera unilateral provocando un distanciamiento aun más profundo con la gran potencia regional, para apoyar al reino de Arabia Saudita en su confrontación ideológica con ese país y como condición para la compra de armamento por parte del reino.
La noticia de la firma del acuerdo y de las garantías que ofrecía Irán para permitir las inspecciones de la Comisión de Energía Atómica, fue recibida con beneplácito por la comunidad internacional. Sin embargo, la extrema derecha norteamericana sostenía que Washington llevaba las de perder en este asunto por confiar en un gobierno que se ha caracterizado por su proclividad al terrorismo y que forma parte del “Eje del Mal”.
Es este aspecto de la nueva postura del presidente Biden en cuanto al acercamiento de Irán y los EU el que más preocupa a los sauditas, pues sus temores no residen en que Irán llegue a poseer armas nucleares, sino en sus designios hegemónicos que implican la reducción del liderazgo regional saudí y la supremacía chiita en detrimento de las comunidades sunitas.
Como lo han señalado multitud de analistas, la importancia del acuerdo no estriba únicamente en impedir que Irán llegue a convertirse en una potencia nuclear que tenga como efecto la proliferación de armas nucleares -Arabia Saudita tiene la capacidad para hacer lo propio e Israel cuenta con un enorme arsenalsino que su acercamiento a los Estados Unidos, sin que ello implique necesariamente la normalización inmediata de relaciones, abre la posibilidad de una cooperación militar indispensable que fortalecería a Irán.
Irán es una potencia regional que cuenta con inmensos recursos naturales, una situación geográfica privilegiada, una
Ser el cuarto país del mundo en reservas petroleras y el primero en gas, confiere a Irán una situación de superpotencia energética. Su territorio supera el millón y medio de kilómetros cuadrados, su población supera los 78 millones de habitantes.
población orgullosa de su pasado histórico, de su ideología y de su destino. El levantamiento progresivo de las sanciones internacionales le permitirá convertirse en un país atractivo para la inversión y el comercio, no sólo con sus vecinos, sino con países de otras regiones. En efecto, su vecindad con países como los Emiratos Árabes Unidos, Omán y la India, con un mercado de más de 1,300 millones de personas, representa el más importante desafío para la economía iraní.
Ser el cuarto país del mundo en reservas petroleras y el primero en gas, confiere a Irán una situación de superpotencia energética. Su territorio supera el millón y medio de kilómetros cuadrados, su población supera los 78 millones de habitantes, su PIB se estima en 415,300 millones de dólares y su ingreso per cápita ronda en $6800.00 dólares. La producción petrolera de Irán podría retornar a los niveles anteriores a las sanciones, es decir, unos 4,000 barriles diarios.
Pero el cambio de mayor importancia que se vislumbra es la proyección de Irán como el líder regional por excelencia, capaz de influir en la toma de decisiones de sus vecinos. Irán podría coadyuvar a la solución de la guerra civil en Siria, al retorno de Irak a la estabilidad, el desmantelamiento de lo que resta del Estado Islámico.