La relación con Estados Unidos
Siempre han sido complejas y en algunos momentos, tensas. Consecuencia de una larga historia, difícil, de recíproco recelo y de controversias que abarcan, en la práctica, la totalidad de la agenda internacional. En términos geopolíticos, se trata también de una de las zonas fronterizas que acumulan todas las características y que en muy contados casos, se encuentran en otra parte del planeta.
Frontera religiosa, lingüística, racial, cultural, económica, gastronómica, además de contar con el cruce fronterizo más transitado en el mundo todos los días: Tijuana-San Diego. Por otra parte, también las aguas limítrofes entra ambos país, además del especio aéreo compartido, le imprime un muy intensa dinámica a los intercambios de todo tipo, legales o no, de personas, mercancías, bienes, dinero y un largo etcétera. De allí, que con esa muy breve descripción, que es más un lista de hechos y realidades, es que los gobiernos de la Ciudad de México y de Washington, deben –pues no hay de otra, asumir esa condición inevitable de colindancia, para encontrar los puntos de interés común y de auténtica cooperación.
No hay duda, de que por ahora, la relación bilateral no pasa por un buen momento. Varias son las expresiones de actores políticos y grupos de interés en los Estados Unidos que han evidenciado su inconformidad con algunas decisiones del Presidente Andrés Manuel López Obrador y que no se limitan a señalamientos de carácter económico. También observaciones a la política de Seguridad Pública, a la forma en que se le hace frente al tráfico de drogas y a la delincuencia organizada. Podemos recordar las declaraciones del ex embajador Landau, comentadas en este espacio la semana anterior.
Desde México, algunos analistas señalan, que se ha tomado la decisión de reducir los niveles de cooperación en materia de Seguridad Pública. Pero también lo han expresado funcionarios de las áreas y agencias de Seguridad e Inteligencia de Estados Unidos. El reto en esa materia es sustancial; varias han sido las expresiones, incluso de militares de la más alta responsabilidad, que las capacidades de fuego y de organización de las bandas delictivas, pueden confrontarse a las instituciones sin temor al fracaso.
Aunque es una aseveración difícil de comprobar, queda claro que existe en la percepción de las élites estadounidenses, la preocupación de una continuada y creciente ola de violencia. Allí está la más reciente alerta de viaje a nuestro país, advirtiendo de los riesgos en Seguridad Pública y de salud por la epidemia.
Es deseable que las entrevistas y contactos entre gobernantes y funcionarios de México y Estados Unidos, logren destensar el ambiente así como dar un paso firme en cuanto a cooperación. Ninguno de los dos países sale ganando sin el compromiso del otro. Es la objetividad inapelable de la Geografía. Con esta afirmación, es probable que se pudiera realizar un ajuste, alejándonos un tanto del recelo.
Desde México, algunos analistas señalan, que se ha tomado la decisión de reducir los niveles de cooperación en materia de Seguridad Pública. Pero también lo han expresado funcionarios de las áreas y agencias de Seguridad e Inteligencia de Estados Unidos. El reto en esa materia es sustancial; varias han sido las expresiones, incluso de militares de la más alta responsabilidad, que las capacidades de fuego y de organización de las bandas delictivas, pueden confrontarse a las instituciones sin temor al fracaso. Aunque es difícil de comprobar, queda claro que existe en la percepción de las élites estadounidenses.