Ernest y Bottom
Esta puesta en escena familiar encanta a los niños, a los papas de los niños, y a los papás de los papás de los niños, tal y como lo pretendía Enrique Alonso Cachirulo en su hoy lejano programa de televisión Teatro fantástico. Esto es lo que sucede con el público que goza, disfruta, alucina con el montaje de Ernest y Bottom, que cada domingo al mediodía cautiva (de verdad) a todos (de verdad) en el maravilloso (de verdad) teatro Milán.
Se trata de una muy divertida y mucho más conmovedora obra de teatro-clown para toda la familia que aborda temas que hasta hace poco eran considerados tabú, o impensables para tratar en una pieza con público de niños y adolescentes, como pueden ser vejez, muerte, asilos, enfermedad, geriatría, soledad…
La obra es la ópera prima de Geralldy Nájera, autora y directora de esta puesta, que fue nominada a Mejor Obra para Jóvenes Audiencias y Mejor Diseño Sonoro en los Premios Metropolitanos de Teatro 2019.
La trama es aparentemente sencilla: un anciano (Ernest) vive recluido en un asilo, a donde llega un nuevo inquilino (Bottom). Este encuentro, que en realidad es un encontronazo, al menos de principio, irá creando vínculos entre los dos hombres que se sentían absolutamente lejanos y distintos uno del otro, para terminar entendiendo que la vida es mucho mejor, más divertida y se disfruta enormemente cuando se comparte con un buen amigo.
Ahora bien, la sencillez de la anécdota nada tiene que ver con el detalladísimo, creativo y muy cuidado montaje, que en todas y cada una de sus áreas es realmente M-A-R-A-V-I-L-L-O-S-O.
Empiezo por felicitar a Diego Santana, responsable de la música original y la musicalización en vivo, labor que incluye además la creación de los muchos efectos sonoros (también en vivo) que redondean el montaje y crean cada uno de los ambientes que se requieren.
Extensivo el aplauso para Azucena Galicia, en el diseño de vestuario; para Edgar Mora en el diseño de iluminación; y para Adriana Lara en el diseño de escenografía. ¡Bravo, bravo, bravo!
Y por supuesto una ovación para el elenco, integrado Juan Cabello, Karim Torres y Lucía Pardo, quienes dan vida al texto de Geralldy Nájera. Excelente desempeño de estos tres jóvenes histriones que manejan a la perfección la grandilocuencia física que requiere una propuesta como ésta.
Es de destacar, cómo cada detalle, cada movimiento, cada gesto, y cada escena están tan bien ejecutados que atrapan a todos los espectadores.
La suma de los talentos de creativos y elenco da por resultado un montaje que de verdad no hay que perderse, digno de ver en familia, y que corresponde al prestigio que poco a poco ha ido construyendo Nocturno Teatro, compañía dedicada a la creación y producción de espectáculos escénicos, con 13 años de trayectoria.
De esta extraordinaria compañía recuerdo otros montajes maravillosos como Noche de reyes, El cuerpo de Mercutio, Happy, Quiero volverme supernova, La ilusión, y La fiebre del oso polar de Antonio Salinas, entre otros.
Ernest y Bottom se presenta en el Teatro Milán, los domingos a las 12:30 horas; hay que anticipar la compra de boletos, porque (gracias a Dios) están agotando las localidades.