El Sol de Tulancingo

Acuerdo migratorio urgente

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Hace apenas algunos días tuve el enorme honor de recibir a miembros de la Organizaci­ón Civil Estrada A.C., orgullosos hidalguens­es que se encuentran en el Estado de Texas en los Estados Unidos de América y que apoyan a migrantes de nuestro estado para obtener becas y toda la atención que necesitan cuando por una u otra razón se encuentran allá. Este loable esfuerzo, además de hermandad, requiere un conocimien­to constante de las condicione­s migratoria­s y de la necesidad de contar con un acuerdo sólido en la materia con el que es nuestro vecino y principal socio comercial.

Al respecto, en 2002, el entonces Presidente de EUA, Barack Obama, creó la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia a dicho país (DACA por sus siglas en inglés), mediante el cual se permitía que las y los niños que accedieron a ese país como ilegales en determinad­o periodo de tiempo, tuvieran permisos temporales renovables para acceder a un número de seguridad social, permisos de trabajo y educación, sin poder ser deportados por su estatus.

Dicha acción no era una concesión de la residencia y mucho menos la ciudadanía, sin embargo, daba cierta tranquilid­ad para que cerca de 800 mil jóvenes accedieran a ese beneficio y pudieran tener una vida tranquila en ese país. Con la llegada del Presidente Trump, el programa fue suspendido para no recibir más solicitude­s, lo cual fue un golpe fuerte para cientos de miles de migrantes que llegaron con sus padres y que deben esconderse para evitar ser deportados a sus ciudades que, en muchas ocasiones, no les ofrecen no seguridad ni servicios.

El Presidente Biden, durante diciembre pidió reactivar las solicitude­s para proteger a ese sector de la población estadounid­ense, sin embargo, hace algunos días, un Juez de Texas, luego de una petición de los fiscales de Alabama, Arkansas, Kansas, Louisiana, Mississipp­i, Nebraska, Carolina del Sur, Texas y Virginia Occidental, declaró ilegal ese programa al ser emitido en violación a disposicio­nes administra­tivas por parte del entonces presidente Obama.

A pesar de lo plausible de DACA, a la propia administra­ción Obama como a las subsecuent­es, se les ha cuestionad­o la inexistenc­ia de una política migratoria seria y permanente que proteja a los seres humanos de la zozobra de estar en un país que en cualquier momento los puede deportar y separar de sus familias.

Entre los muchos pendientes en materia de relaciones exteriores de nuestro país con nuestros pares estadounid­enses, se encuentra el aspecto migratorio, el cual sigue siendo un problema serio en lo social y muy serio en lo que respecta a protección de derechos humanos.

Desde luego, necesitamo­s que existan acciones afirmativa­s que permitan que las condicione­s de vida en nuestro país mejoren y frenen la migración masiva hacia los Estados Unidos de América, sin embargo, tampoco podemos huir de la discusión del arraigo en suelo estadounid­ense de cientos de miles de familias que lo único que quieren es trabajar y recibir educación como cualquier persona.

En circunstan­cias como esta, no podemos permitir que un fallo de un juez se dé cuando no tenemos alternativ­as y, con ello, afectar a miles de familias méxicoesta­dounidense­s. Es momento de que reluzca la política exterior para ayudar a los paisanos.

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