Principio de perseverancia
No llegamos a este punto de civilización (con los retos y los defectos que hemos desarrollado) sin la voluntad y el compromiso de prevalecer como especie y organizados en sociedad. Es un principio que debemos tomar en cuenta siempre para poder evaluar nuestros avances y nuestros retrocesos sociales.
Estamos frente a una nueva etapa de la pandemia y podemos caer en la idea de que se trata de una línea recta en la que empezamos en un punto y terminamos en otro. No siempre funciona así, porque en el camino hay obstáculos, desviaciones y hasta episodios donde podemos ir en reversa. Está también el reforzar, de nuevo, las medidas de salud que ya habíamos aprendido y que desde hace varias semanas empezamos a relajar debido a que nuestra percepción pudo modificarse ante el avance de la vacunación en el país.
Usar correctamente el cubrebocas y utilizarlo constantemente será una protección adicional que funciona en lo personal y hacia otros. Un estudio de hace menos de 48 horas demuestra que quien, aún vacunado, se contagia, podría infectar a otras personas, aunque sus síntomas fueran leves o inexistentes.
Dos cosas son útiles para no dar vueltas en círculo. La primera es tener un destino, y la segunda, una ruta para llegar. Ese mapa personal y social es en el que podemos influir y estamos obligados a apoyar.
Tanto las autoridades como otras instituciones han señalado el camino para seguir avanzando, pero nosotros tenemos una responsabilidad para que esas referencias se usen y la brújula sea general para que lleguemos lo mejor posible al final de esta contingencia.
Las medidas que funcionan para regular, y regularnos, son aquellas que nos convencen de sus beneficios y también de su conveniencia para evitar problemas más graves. Esa es la parte que nos toca y estamos en condiciones de reforzar las acciones de sana distancia, de higiene, y de buena aplicación de gel y cubrebocas.
En esa colaboración ciudadana solo nosotros marcamos el paso y aportamos esa corresponsabilidad en la que cumplimos con lo que nos toca. Si la mayoría apunta a una sola dirección, entonces estamos en un escenario de perseverancia y esa es la única forma en la que podremos salir de esto en mejores condiciones de como iniciamos.
Esa es la perseverancia social que debemos fomentar, compartir y establecer como un hábito de organización, de intercambio y de solidaridad en nuestras familias y en nuestras comunidades.
Somos una sociedad mayor de edad, que debe demostrar esa madurez para seguir cuidándose, mediante el cuidado de cada uno y el compromiso de ver por quien se encuentra a nuestro lado. Es una especie de contagio positivo, para que virus o los cambios de clima, sean menos cruentos, porque ya estamos preparados.