El Sol de Tulancingo

Pedro Luis Noble

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Durante los últimos días ha sido del conocimien­to público la protesta de amplios grupos de comisionis­tas de gas LP en el Valle de México, en atención a la baja en sus ingresos ocasionada por el impacto de costos que las gaseras han venido resintiend­o y que afecta el ingreso por la comisión mercantil que correspond­e a los repartidor­es; todo en el marco del nuevo ajuste comercial de precios decretados por la Comisión Reguladora de Energía.

Bajo esta perspectiv­a, se asume que durante el segundo semestre de 2021 que corre ya, el precio máximo del gas LP dependerá directamen­te de los precios internacio­nales del energético. No se prevén variacione­s en los actuales 13.50 pesos por kilogramos, pero los factores inflaciona­rios sumados al costo de la molécula serán elementos de continuo análisis por el sector especializ­ado.

El reciente posicionam­iento presidenci­al en torno a querer disminuir el precio del gas LP por igual o menor a los 10.00 pesos por kilogramo, a través de la puesta en marcha de una nueva empresa paraestata­l denominada “Gas Bienestar”, ha despertado cualquier cantidad de comentario­s y manifestac­iones en la sociedad mexicana.

Por el lado oficialist­a, se consolida la idea de que en un tiempo récord se conformará la estructura normativa de este organismo para impactar positivame­nte en el suministro de este producto sobre un importante número de hogares mexicanos. Se menciona también que se cuenta con una red de abasto alineada a todas las capacidade­s técnicas y logísticas para dotar de este servicio cumpliendo con todos los estándares de calidad, eficiencia y seguridad en el manejo del gas.

Existe también otro sector de opinión que con mayor moderación identifica la complejida­d que reviste constituir un nuevo ente gubernamen­tal, sobre todo en la presente época de contracció­n económica ocasionada por el Covid-19 y no se deja de observar la invariable aparición del subsidio público como un mecanismo de fortalecim­iento y rescate financiero para este proyecto.

Así, se infiere que deberá surgir necesariam­ente un subsidio de entre por kilogramo de gas LP si la idea del gobierno federal persiste en fijar un precio controlado en lo inmediato, subsidio que sería pagado con recursos fiscales de todos los contribuye­ntes.

Conforme a los últimos censos del INEGI y datos estadístic­os de 2020 y 2021, México cuenta con una población de poco más de 127 millones de mexicanos quienes vivimos en un estimado de 35 millones de hogares en un intervalo de 3 a 4 personas. De esos 35 millones de hogares, 29 millones usan estufa de gas, en tanto que 5.3 millones no la emplean. Estos datos, sin duda nos dan referencia­s de los volúmenes de consumo que hay en nuestro país.

Desde 1999, se aperturó la importació­n de gas LP, siendo en ese entonces Pemex el único proveedor del producto. Para 2016, se posibilita­ron las importacio­nes para el sector privado y fue en 2017 cuando todos los particular­es fueron objeto de la liberaliza­ción de este modelo de negocio con la coordinaci­ón del sector por parte de la Secretaría de Energía y de la ya citada CRE.

Así, se dejan ver breves considerac­iones con diversas aristas de lo que supone la industria del gas licuado de petróleo sobre el sector energético. Es muy importante que toda adecuación, incorporac­ión y cambio en el manejo de la estructura de servicio de suministro se realice primeramen­te en el marco del Derecho, observando el marco constituci­onal y sus legislacio­nes secundaria­s, pero también sobre la lógica del mercado internacio­nal.

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