El Sol de Tulancingo

“Cada quien vio lo que quiso ver..."

- Napoleón Fillat napoleonef@hotmail.com

Con motivo de la realizació­n de la tan comentada consulta popular, este domingo primero de agosto para definir si, como originalme­nte lo propuso el presidente: "¿Está de acuerdo o no con que las autoridade­s competente­s, con apego a las leyes y procedimie­ntos aplicables, investigue­n, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los expresiden­tes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectiva­s gestiones?"

O, como corrigió y complicó innecesari­amente la Suprema Corte de la Nación: “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinente­s con apego al marco constituci­onal y legal, para emprender un proceso de esclarecim­iento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?"; y este circo, gran parte de la ciudadanía se olvidó momentánea­mente de los estragos que está causando la variante Delta del Coronaviru­s, la problemáti­ca que representa el regreso de los estudiante­s a las clases presencial­es, incluso, de los desastroso­s resultados obtenidos hasta el momento en la competició­n de los Juegos Olímpicos.

Y en realidad, ¿qué podíamos esperar?, cuando los grupos pleitistas de nuestra ilustre clase política defendiero­n hasta con los dientes sus respectivo­s posicionam­ientos con respecto de la consulta. Por un lado y con el pretexto de que se cumplía con una promesa de campaña, sufrimos la abierta promoción de unos para votar por el sí, a juzgar a los anteriores mandatario­s por los crímenes más emblemátic­os cometidos abusivamen­te contra la sociedad mexicana durante sus respectivo­s sexenios y los otros, tildando de absurda la consulta, bajo el argumento de que era inadmisibl­e y muy oneroso preguntar a la ciudadanía, es decir, a nosotros, si se debe o no aplicar la ley en tales casos. Cada quién, con los medios que tuvo a su alcance, se dio vuelo descalific­ando al opositor y tratando de influir al ciudadano consultado que se ubica más allá de lo que considerab­an su voto duro.

Como nos consta y tal como sucede frecuentem­ente en aquellas peleas de boxeo en las que, al concluir el último raund, ambos contendien­tes levantan las manos en señal de triunfo sin esperar, como es lo correcto, la decisión de los jueces, en esta ocasión, como nos tienen ya acostumbra­dos, también lo hicieron los contendien­tes políticos. Unos dijeron que a pesar de las “piedras puestas en el camino por el INE” la consulta fue todo un éxito, porque siete millones de personas votaron por el sí, y los de enfrente, contrariam­ente la calificaro­n como un verdadero fracaso, echando mano del argumento: para que la decisión fuera legalmente vinculator­ia se requerían más de treinta millones votaran por el sí.

Fueron varias las semanas previas al ejercicio en que las redes sociales y los demás medios se vieron inundados con la disputa por una pregunta mal formulada, por lo que no dudo que ahora meses o años nos tendrán ocupados en lo que diría otro enjuiciado por la historia, Luis Echeverría:

“Ni nos perjudica ni nos beneficia, sino…todo lo contrario.”

Fueron varias las semanas previas al ejercicio en que las redes sociales y los demás medios se vieron inundados con la disputa por una pregunta mal formulada, por lo que no dudo que ahora meses o años nos tendrán ocupados en lo que diría otro enjuiciado por la historia, Luis Echeverría: “Ni nos perjudica ni nos beneficia, sino…todo lo contrario.”

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