Adicciones en tiempos de Covid
Con lo novedoso del Covid las dudas diarias van en aumento. Dentro de las principales incógnitas qué tiene la población mundial destaca: ¿cómo informar a las personas fumadoras que son más susceptibles de contagiarse gravemente?, ¿cómo combatir el estrés del confinamiento para no caer en adicciones?, ¿que han hecho los gobiernos para atender el aumento de adicciones durante la pandemia?
Al respecto, la semana pasada tuve una plática con la sicóloga Yuliana Anaya acerca del impacto que tienen las adicciones en un entorno de pandemia como el actual, entendiendo que muchas circunstancias personales complejas se han ido agravando con el confinamiento y con las secuelas del propio virus que, al combinarse con sustancias prohibidas ponen en serio riesgo de muerte a la población.
Aún antes de la pandemia, las adicciones a diferentes sustancias son un grave problema de salud pública que, además, ha sido completamente ignorado por el estigma de estas personas, en el que se les cataloga de forma errónea y no como enfermos dependientes de alguna droga.
En la plática quedó de manifiesto que el uso de drogas no sólo es ya un problema serio en sí mismo, sino que combinado con el contagio de coronavirus se compromete de forma seria la vida de esas personas, máxime que varias de ellas, por la propia dependencia de fármacos, puede haber desarrollado comorbilidades.
Enfermedades como la hipertensión, diabetes, asma, EPCO, obesidad, suelen estar relacionadas con el consumo de drogas y son precisamente esas condiciones las que potencian el riesgo de muerte o secuelas importantes en caso de contagio, razón por la cual, todo el sector salud debe estar atento al combate de las adicciones atendiendo a que el coronavirus puede convertirse en un virus estacional que, a pesar de la vacunación prevalezca en nuestras vidas.
Tampoco podemos olvidar que, además del riesgo de la combinación entre drogas y Covid, existe una circunstancia que se ha desdoblado por las condiciones en las que hemos vivido en los últimos meses. Datos de la OMS y de la CONADIC en México, han arrojado que el encierro, el confinamiento y la falta de interacción social, han propiciado un aumento en el consumo de tranquilizantes, opioides y mariguana, por lo que, una vez que pase lo más álgido de la pandemia podremos encontrar números catastróficos en cuanto a consumo de drogas.
No podemos olvidar que el componente social para el consumo de drogas es toral para comprender los alcances, ya que uno de los factores de riesgo para propiciar el consumo es precisamente el entorno, así que el combate a las adicciones va más allá de las decisiones gubernamentales, es decir, el fortalecimiento del tejido social es, quizá, el primer y gran paso para evitar que nuestra niñez y juventud comience a edades cada vez más tempranas su consumo de estupefacientes.
Si bien es cierto que requerimos aludir a la solidaridad, también lo es que debemos de exigir del Gobierno una actitud más proactiva que ataque las causas así como hacer frente de forma enérgica a quienes envenenan la vida de la población a través de la venta de drogas. La condescendencia que se ha mostrado hasta la fecha, solapando incluso a grupos criminales debe cesar por el bien de México, así como de las y los mexicanos porque, ha quedado de manifiesto el daño irreversible que provocan las drogas en los cuerpos y en las mentes de los seres humanos.