El Sol de Tulancingo

¿Golpe avisa?

- Jorge Gaviño

“…con toda su fuerza me descargó en la cabeza un tan gran golpe, que sin ningún sentido y muy mal descalabra­do me dejó”.

Lazarillo de Tormes

Mientras el presidente hablaba de los insultos que recibe, agarró vuelo y quiso volver a mostrar el supuesto tuit donde el magistrado Reyes le deseaba la muerte. Ante este arranque, una reportera lo cuestionó: “¿Ya lo investigar­on?, ¿era falso o no era falso?”. El mandatario contestó: “Eso no me correspond­e a mí” y remató: “son capaces de eso y de más”. Vemos aquí una práctica común de esta administra­ción: antes que investigar han preferido equivocars­e para, luego del impacto, generar confusión.

El pasado 4 de agosto ocurrió algo inédito en la historia de la democracia electoral en nuestro país. La mayoría de los magistrado­s que integran la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación destituyer­on de la presidenci­a del organismo al magistrado José Luis Vargas (que en sus determinac­iones judiciales se ha mostrado muy afín al Partido Oficial) porque considerar­on que había incumplido con sus obligacion­es constituci­onales. En su lugar eligieron al magistrado Reyes Rodríguez Mondragón (alguien que no es considerad­o muy cercano a la 4T) y, como era de esperarse, la decisión no gustó mucho en Palacio Nacional.

Al día siguiente, el 5 de agosto de 2021, en su afán de ser el centro de la discusión pública, el presidente de la República acusó al magistrado Reyes Rodríguez de haberle deseado la muerte en un tuit supuestame­nte publicado el 5 de octubre de 2020. De esta forma López Obrador pretendía exhibir la descomposi­ción del Tribunal Electoral: se habían atrevido a nombrar como Magistrado Presidente a un sujeto que quería verlo muerto.

Lo que el primer mandatario no sabía (o no quiso saber) es que ese tuit no era real. El 5 de octubre de 2020, el propio magistrado Reyes publicó un aviso alertando que su cuenta había sido hackeada y denunció los hechos ante la Fiscalía General de la República.

Dos días después, el 7 de octubre de 2020, la situación fue aclarada por el autor intelectua­l del supuesto deseo de muerte. En un video de poco más de tres minutos titulado: Reyes Rodríguez “hackeado” (disponible en YouTube), el creador de esta imagen falsa lo explica: “Es algo fabricado. No se trata de una captura de pantalla tomada de un tuit real. Y se los digo tres veces: es falso, es falso, es falso…”.

La explicació­n pasó desapercib­ida. Nadie imaginaba que, exactament­e diez meses después, esta fabricació­n, esta imagen falsa de un tuit que Reyes Rodríguez nunca escribió, sería utilizada en la conferenci­a de prensa del presidente de México para, desde su estrado, atacar a alguien de algo que no hizo, e identifica­rlo como una amenaza.

Una semana después de este lamentable suceso, el 11 de agosto de 2021, el tema volvió a salir a cuento en la mañanera.

Mientras el presidente hablaba de los insultos que recibe, agarró vuelo y quiso volver a mostrar el supuesto tuit donde el magistrado Reyes le deseaba la muerte. Ante este arranque, una reportera lo cuestionó: “¿Ya lo investigar­on?, ¿era falso o no era falso?”. El mandatario contestó: “Eso no me correspond­e a mí” y remató: “son capaces de eso y de más”.

Vemos aquí una práctica común de esta administra­ción: antes que investigar han preferido equivocars­e para, luego del impacto, generar confusión. Aventar la piedra y esconder la mano. La peligrosa creación de “enemigos públicos”.

Viene a la mente el dicho tradiciona­l tan famoso de tan verdadero: “Errar es de humanos”. Si se cometió un error, hay que reconocerl­o y pedir perdón (sobre todo si alguien resultó perjudicad­o). Lo peor que se puede hacer es aprovechar el alboroto y azuzar al linchamien­to.

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