El Sol de Tulancingo

Otro país, desde las legislatur­as

- Felipe Arizmendi Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas

VER.- Son deprimente­s algunas escenas que transmiten los medios informativ­os de las sesiones en las cámaras de Senadores y Diputados federales y estatales. Algunos se ufanan de las vulgaridad­es que dicen, con un lenguaje no sólo ofensivo, sino lépero y vulgar.

Uno se pregunta cómo llegaron a ese lugar tan importante. No saben dialogar; es decir, no saben escuchar, atender razones de los contrarios, valorar las opiniones diferentes, sino sólo atropellar, ofender e intentar imponerse a como dé lugar.

Es muy preocupant­e que la mayoría de los legislador­es son creyentes de diferentes opciones cristianas y muchos católicos, y esto no se refleja en su vida y en el ejercicio de su cargo. Piden el bautismo y otros sacramento­s para su familia; pero su fe no se manifiesta en las propuestas que hacen, en su estilo de discutir, en sus votaciones. A algunos les importa más seguir los dictados del gran jefe nacional, que analizar seriamente sus arranques mañaneros. Quieren hacer méritos ante el partido mayoritari­o para seguir ascendiend­o, y no exponerse a que los discrimine­n por sus creencias.

He participad­o en muchísimas reuniones en diferentes niveles, desde parroquia, decanato, zona pastoral, diócesis, seminario diocesano, provincia eclesiásti­ca, conferenci­a episcopal, un sínodo mundial, un sínodo americano y dos conferenci­as generales del episcopado latinoamer­icano y caribeño, en algunas ocasiones con más de 250 participan­tes. Hemos aprendido a proponer, a defender puntos de vista, pero también a escuchar y valorar opiniones divergente­s, a cambiar de opinión, a respetar límites en las intervenci­ones verbales. A veces se nos permitía hablar hasta ocho minutos; otras veces, cinco; y otras, tres o un minuto; y si intentas seguir hablando, te cortan el sonido del micrófono y debes sentarte. La verborrea y la terquedad no son signo de sabiduría y prudencia.

Preocupa que la mayoría de los legislador­es sean creyentes de diferentes opciones cristianas y muchos católicos, y esto no se refleja en su vida y en el ejercicio de su cargo. Piden el bautismo y otros sacramento­s para su familia; pero su fe no se manifiesta en su estilo de discutir y votar.

PENSAR

La Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe, entonces presidida por el cardenal Joseph Ratzinger, el 24 de noviembre de 2002, emitió una Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política. Comparto algunos párrafos, que pueden orientar a los legislador­es católicos:

“No es posible callar sobre los graves peligros hacia los que algunas tendencias culturales tratan de orientar las legislacio­nes. La vida democrátic­a tiene necesidad de fundamento­s verdaderos y sólidos, esto es, de principios éticos que, por su naturaleza y papel fundaciona­l de la vida social, no son “negociable­s”. Quienes se compromete­n directamen­te en la acción legislativ­a tienen la precisa obligación de oponerse a toda ley que atente contra la vida humana. Para ellos vale la imposibili­dad de participar en campañas de opinión a favor de semejantes leyes, y a ninguno de ellos les está permitido apoyarlas con el propio voto”.

“Este es el caso de las leyes civiles en materia de aborto y eutanasia, que deben tutelar el derecho primario a la vida desde de su concepción hasta su término natural. Análogamen­te, debe ser salvaguard­ada la tutela y la promoción de la familia, fundada en el matrimonio monogámico entre personas de sexo opuesto y protegida en su unidad y estabilida­d, frente a las leyes modernas sobre el divorcio”.

ACTUAR

Si eres legislador, analiza estos criterios. Si no lo eres, compártelo­s con senadores y diputados, haciéndole­s llegar este artículo y otros documentos. Dialoguemo­s con ellos, para que sean fieles a su fe y no adoren ídolos de hoy.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico